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AGENDA DE INNOVACIÓN Y COMPETITIVIDAD
             2010-2020




               Marzo / 2010
Este documento fue elaborado por el Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad
y su Secretaría Ejecutiva. Santiago, marzo de 2010.


                                                   Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 2
Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 3
PRINCIPALES SIGLAS
USADAS EN ESTE DOCUMENTO

AFD, Aporte Fiscal Directo
ARDP, Agencia Regional de Desarrollo Productivo
CFT, Centro de Formación Técnica
CNIC, Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad
CMI, Comité de Ministros de Innovación
CNA, Comisión Nacional de Acreditación
Dibam, Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos
FIC, Fondo de Innovación para la Competitividad
Indap, Instituto de Desarrollo Agropecuario
Sence, Servicio Nacional de Capacitación y Empleo
Corfo, Corporación de Fomento de la Producción
Conicyt, Comisión Nacional de Ciencia y Tecnología
CTi, sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación
Ficer, Fondo de inversión de capital extranjero de riesgo
Fondecyt, Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico
Fondef, Fondo de Fomento al Desarrollo Científico y Tecnológico
Fondap, Fondo Nacional de Desarrollo Científico en Áreas Prioritarias
SNCCL, Sistema Nacional de Certificación de Competencias Laborales
Fogape, Fondo de Garantía para Pequeñas Empresas
Fogain, Fondo de Garantía a la Inversión
I+D, Investigación y Desarrollo
IFOP, Instituto de Fomento Pesquero
Inapi, Instituto Nacional de la Propiedad Industrial
IP, Instituto Profesional
Mecesup, Programa de Mejoramiento de la Calidad de la Educación Superior
OCDE, Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico
PIAAC, Programa Internacional de Evaluación de Competencias en Adultos
PIB, Producto Interno Bruto
PTF, Productividad Total de Factores
PYME, Pequeña y Mediana Empresa
SNIC, Sistema Nacional de Innovación para la Competitividad
SNITec, Sistema Nacional de Institutos y Centros Tecnológicos
FNDR, Fondo Nacional de Desarrollo Regional
GORE, Gobierno Regional
SAG, Servicio Agrícola y Ganadero
Sercotec, Servicio de Cooperación Técnica
Sernapesca, Servicio Nacional de Pesca
SEP, Sistema de Empresas Públicas
TIC, Tecnologías de la Información y las Comunicaciones



                      Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 4
ÍNDICE




Carta del Presidente
…………………………………………………………………………………………….. 7

Resumen Ejecutivo
……………………………………………………………………………………………. 11

Introducción
……………………………………………………………………………………………. 21

I. Cuatro grandes avances de Chile en Innovación: 2005 - 2010
……………………………………………………………………………………………. 27

II. Agenda de Innovación y Competitividad 2010-2020
……………………………………………………………………………………………. 35
     1. Innovación Empresarial                                                              37
     2. Ciencia para el desarrollo                                                          47
     3. Capital Humano                                                                      54
     4. El rol de las universidades en el desarrollo del SNIC                               61
     5. Institucionalidad                                                                   67


Apéndice: Clusters y plataformas
……………………………………………………………………………………………. 73

Referencias Bibliográficas
……………………………………………………………………………………………. 93

Anexo: Evaluation Report of National Innovation Strategy
       for Competitiveness, Chile
……………………………………………………………………………………………. 97




                                       Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 5
Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 6
CARTA DEL PRESIDENTE




        Durante los últimos dos años el Consejo Nacional de Innovación para la
Competitividad (CNIC) se ha abocado a dos tareas fundamentales: el diálogo amplio y
permanente con los actores del sistema de innovación y la elaboración de la Agenda de
Innovación y Competitividad 2010-2020.
        En 2008, el principal objetivo fue establecer un diálogo con los diferentes actores de la
sociedad y del Sistema Nacional de Innovación para avanzar en el establecimiento de visiones
compartidas sobre la Estrategia de Innovación y sobre el desafío de conseguir que Chile llegue
al desarrollo hacia el 2021. En primer lugar, con el Comité de Ministros de Innovación,
responsable de definir la Política Nacional de Innovación, y con los directivos de Corfo y
Conicyt, principales agencias encargadas de llevar adelante dichas políticas. También con las
autoridades regionales y los consejeros y directivos de las Agencias Regionales de Desarrollo
Productivo (ARDP), lo que permitió una mayor convergencia entre la Estrategia Nacional de
Innovación y las estrategias regionales de desarrollo productivo, lo mismo que entre el sistema
nacional y los sistemas regionales de innovación.
        Una especial mención merece el fructífero intercambio con la comunidad científica y
las autoridades universitarias, con quienes se avanzó en lograr un mutuo entendimiento de los
pasos que es necesario dar para fortalecer la Tercera Misión de las universidades y la
capacidad científica nacional. Con el sector empresarial, en tanto, el proceso ha sido más
lento, pero, especialmente en los últimos meses, se ha logrado un diálogo más fluido sobre la
vinculación entre productividad e innovación, un tema fundamental para el Consejo, ya que
las empresas deben ser las protagonistas del proceso de innovación y es esencial comprender
cómo los aspectos de entorno y las políticas públicas inciden en los incentivos a innovar de las
compañías.
        En 2009 y el primer trimestre del 2010, en tanto, el Consejo se dio a la tarea central de
elaborar la Agenda de Innovación 2010-2020 que ahora presentamos y que profundiza varios
aspectos de la Estrategia, poniendo especial foco en cómo impulsar la innovación en las
empresas para aumentar la tasa de crecimiento del país y así avanzar decididamente hacia una
economía más basada en el conocimiento, la innovación y el capital humano de calidad.




                                                  Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 7
La Agenda –que se nutre de estudios, entrevistas y de las evaluaciones de avance de la
estrategia hechas por el CNIC y por un panel internacional de expertos de países líderes en
innovación (ver anexo)– fue aprobada luego de un intenso trabajo, del Consejo y su Secretaria
Ejecutiva, para generar una visión concordada respecto de las prioridades para Chile en los
próximos años. Quiero expresar a todos ellos mis más sinceros agradecimientos, porque su
compromiso contribuyó de manera significativa al posicionamiento de la innovación como un
eje estratégico para el desarrollo del país.
         Es necesario reconocer y valorar en este momento la convicción con que el gobierno de
la Presidenta Michelle Bachelet –que fortaleció y apoyó el trabajo de este Consejo– avanzó en
el sentido de incorporar en las políticas públicas la prioridad de la innovación. Y estoy seguro
de expresar el deseo del Consejo de que, para el nuevo gobierno, esta Agenda sea un aporte
importante al diseño de políticas públicas que permitan crecer al ritmo que el país requiere
para alcanzar el desarrollo.
         Sabemos que el esfuerzo de reconstrucción de la devastación generada por el terremoto
constituye un enorme desafío para el país y para el Fisco. No obstante, la urgencia de corto
plazo no debe esconder el hecho de que la economía chilena tiene pendiente encontrar una
senda de crecimiento y desarrollo de largo plazo que, estamos convencidos, pasa por el
impulso decidido de la innovación. De acuerdo a la opinión del panel de expertos
internacional que ha evaluado los avances de Chile en innovación, la Estrategia y Agenda de
Innovación constituyen un cuerpo coherente y adecuado de propuestas para contribuir a
dichos objetivos. Sin embargo, el desafío está en generar la voluntad política de llevarlos a
cabo y en la capacidad de implementación. Por ello, esperamos que el Ejecutivo decida
incorporar un conjunto sustantivo de propuestas de la Agenda y que avance con decisión en su
implementación.

        Finalmente, creo necesario rendir un homenaje póstumo al primer presidente del
Consejo de Innovación, Edgardo Boeninger, quien, con su sabiduría y enorme capacidad de
generar acuerdos, logró entregar al país en marzo de 2006 una propuesta con los lineamientos
para una Estrategia Nacional de Innovación, la cual representaba el consenso de ámbitos
tradicionalmente difíciles de conciliar y que, en buena medida, ha orientado las políticas de
innovación de los años posteriores.




                              Eduardo Bitran Colodro
                              Presidente
                              Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad




                                                 Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 8
CONSEJO NACIONAL DE INNOVACIÓN
                             PARA LA COMPETITIVIDAD


        PRESIDENTE
              Eduardo Bitran Colodro

        CONSEJEROS
             Celia Alvariño Vidal
             José Miguel Benavente Hormazábal
             Bruno Philippi Irarrázabal
             Ricardo Barrenechea Aguayo
             Álvaro Fischer Abeliuk
             Bernardita Méndez Velasco
             Ingrid Antonijevic Hahn
             Andrés Weintraub Prohorille
             Servet Martínez Aguilera
             Pilar Romaguera Gracia
             Germán Echecopar Koechlin
             Mauricio Medel Echeverría
             Jorge Allende Rivera, representante de universidades del Cruch
             Manuel Krauskopf Roger, representante de Universidades Privadas
             Marcelo Von Chrismar, representante de CFT e IP
             Hugo Lavados Montes, Ministro de Economía (*)
             Andrés Velasco Brañes, Ministro de Hacienda (*)
             Mónica Jiménez de la Jara, Ministra de Educación (*)
             Marigen Hornkohl, Ministra de Agricultura (*)

        INVITADOS PERMANENTES
              María Olivia Recart, subsecretaria de Hacienda (*)
              Jean Jacques Duhart, subsecretario de Economía (*)
              María Elena Boisier, presidenta de Conicyt (*)
              Carlos Álvarez Voullième, vicepresidente ejecutivo de Corfo (*)
              Orlando Jiménez, jefe de División de Innovación, Minecon (*)
              Sally Bendersky, jefa de División de Educación Superior, Mineduc (*)
              Gabriel Rodríguez, jefe de Div. de Ciencia, Tecnología y Energía, RR.EE. (*)
              Vivianne Villagrán, jefa de la División de Planeamiento, MOP (*)

        SECRETARIO EJECUTIVO
              Leonardo Mena Coronel

       El CNIC agradece a la Sra. Vivian Heyl Ch., presidenta de Conicyt hasta octubre de 2009, por el
compromiso con las tareas del CNIC y su valioso aporte para elaboración de esta Agenda.

        (*) Los representantes del Ejecutivo participan en el Consejo sólo con derecho a voz.



                                                           Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 9
Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 10
RESUMEN EJECUTIVO
       AGENDA DE INNOVACIÓN Y COMPETITIVIDAD 2010-2020




        En este documento, el Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad
identifica los ejes de acción estratégicos para la innovación que es necesario desarrollar en los
próximos años y propone orientaciones para el mejoramiento continuo del sistema de
innovación, incluidos los énfasis presupuestarios que puede ser necesario aplicar, en distintos
momentos, para el desarrollo coherente y armónico de sus diferentes componentes.
        Estas orientaciones tienen un horizonte de análisis de largo plazo, que supera el
espacio de acción de un gobierno, con el objetivo de que la innovación se constituya en un
factor clave para aumentar la tasa de crecimiento de la productividad total de factores (PTF) y
así contribuir a retomar un nivel de crecimiento superior al 5% anual, necesario para alcanzar
el desarrollo hacia finales de la década.
        El Consejo ha llegado a la convicción de que el aumento de la PTF en los ’80 y ’90 es
un fenómeno de cambio estructural producto de las reformas económicas que se llevaron a
cabo desde mediados de los ’70, la reducción de la tasa de inflación, la caída del riesgo país a
partir de 1990 y la eliminación de cuellos de botella en el sector infraestructura, entre otros.
Pero este salto en la productividad tuvo un efecto de ganancia por una sola vez y por sí solo no
permite mantener una dinámica de crecimiento a tasas elevadas en el largo plazo.
        Por ello, la Agenda de Innovación y Competitividad 2010-2020 se enfoca en definir
prioridades de política en los tres pilares fundamentales de la Estrategia Nacional de
Innovación, enfatizando que el objetivo último es promover la innovación empresarial y la
diversificación productiva, siendo la ciencia, la tecnología y el capital humano factores
fundamentales para lograr dicho objetivo en una perspectiva de mediano y largo plazo.
        Así, la propuesta del CNIC tiene como eje central el desarrollo o fortalecimiento de
políticas que permitan transformar a las empresas en protagonistas del proceso de innovación,
y generar con ello una inflexión en el crecimiento de la economía que debe contribuir a que el
país alcance el desarrollo hacia 2021. Se ha puesto especial énfasis en identificar iniciativas que
impliquen aumentos de la productividad a corto plazo y mediano plazo, sin que ello implique
un menoscabo de las tareas de más largo plazo (en pilares y plataformas transversales) para
asegurar el crecimiento sostenido del país.


       1. Fortalecer la innovación empresarial

        Acercar a las empresas chilenas a la frontera tecnológica
        Una acción prioritaria de política pública con alto impacto potencial en el crecimiento
de corto plazo es conseguir que un número relevante de las empresas nacionales se acerque a la
frontera tecnológica, adquiera las mejores prácticas de gestión y cuente con capital humano


                                                  Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 11
con alta capacidad de absorción de tecnologías1. Este es el primer paso para desarrollar
empresas que valoren el aporte de la innovación (partiendo por aquella más fácilmente
disponible) y para contar en el futuro con una masa crítica de compañías que base su
competitividad en la investigación y desarrollo (I+D) y en la aplicación de rutinas de
innovación en todas sus dimensiones.
        Lo anterior requiere actuar simultáneamente sobre la oferta de difusión tecnológica y la
demanda de las empresas. En el primer caso, fortaleciendo instituciones capaces de identificar
las mejores prácticas y tecnologías internacionales, evaluar las brechas existentes en el país y
luego adaptar y difundir las tecnologías más apropiadas. Por el lado de la demanda, en tanto,
estimulando el interés de las empresas a través de esfuerzos asociativos, mediante asesorías
especializadas, divulgación de ejemplos exitosos, subsidios a la capacitación y mecanismos de
garantía para la adquisición de maquinaria y equipos especializados.
        Este esfuerzo puede estar también asociado a la recuperación post terremoto de la
capacidad productiva de las empresas de menor tamaño relativo y generar resultados en los
próximos cinco años con gran impacto en el crecimiento.

        Desarrollar el ecosistema para la innovación empresarial
        Más allá del primer paso de acercar a las empresas chilenas a la frontera tecnológica, la
tarea de fortalecer la innovación en el país en un horizonte de mediano y largo plazo requiere
el desarrollo de un verdadero ecosistema para la innovación. Esta es la segunda línea de acción
propuesta por el Consejo para este pilar de la Estrategia, lo que implica –además de promover
el desarrollo de las mejores condiciones de entorno posibles para el desarrollo de los negocios–
abordar, simultáneamente, el estímulo a la generación de nuevas empresas innovadoras y el
desarrollo de rutinas de innovación al interior de las empresas, estimulando especialmente la
I+D.
        Promover el emprendimiento innovador es fundamental para el descubrimiento de
nuevas áreas dinámicas con ventajas para el país y, por lo tanto, para la diversificación
productiva de la economía. Para ello, se requiere que el ecosistema de innovación apoye el
surgimiento y desarrollo de emprendedores y sus proyectos mediante acciones tan diversas
como: cambios curriculares en la formación superior (en particular en ingeniería y ciencias)
para desarrollar habilidades e interés por el emprendimiento; acceso a asesorías y mentoring
para emprendedores; mayor desarrollo de la transferencia de conocimiento desde las
universidades de modo de multiplicar los spin offs tecnológicos; creación de institutos, parques
tecnológicos e incubadoras para fortalecer la relación universidad-empresa y el acceso a redes
globales de innovación; y, por cierto, el fortalecimiento de los mecanismos de financiamiento
del emprendimiento, entre otros.
        En este último ámbito el país ha avanzado rápidamente durante los últimos años con la
generación, en Corfo, de instrumentos de apoyo a incubadoras, redes de inversionistas ángeles
y fondos de capital de riesgo. Es posible, sin embargo, avanzar mucho más en orientar los
estímulos al financiamiento hacia mecanismos de apoyo a inversionistas ángeles,
administradores especializados de capital semilla y de capital de riesgo tecnológico y/o de fase
temprana.

1
 McKinsey Global Institute (2009). Chile x 2: La productividad nos puede llevar a duplicar el crecimiento y mejorar el
bienestar de Chile.



                                                             Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 12
Como segundo foco de acción para la construcción de este ecosistema es necesario
promover la generación de rutinas de innovación como práctica de gestión habitual en las
empresas, lo que se traduce en que éstas, así como invierten en capital físico, puedan hacerlo
también –y en condiciones similares– en capital humano, actividades de I+D e innovación.
        En este ámbito se requiere favorecer la creación de capacidades de gestión tecnológica
y de innovación al interior de las empresas promoviendo, por ejemplo: la incorporación de
personal con formación de posgrado en ciencias e innovación tanto en la PYME como en las
grandes empresas. Junto con ello es necesario también mejorar los mecanismos de garantías
para la adquisición de tecnología, en particular el financiamiento de activos intangibles;
fortalecer y hacer más expedito el financiamiento de proyectos de innovación en medianas y
grandes empresas y apoyar aun más el desarrollo de la I+D en las empresas. Por último, se
deben sumar a este esfuerzo acciones orientadas a animar y estimular el interés y el
conocimiento de los empresarios del impacto de la innovación en el desarrollo de los negocios.
        Para fomentar el desarrollo de la I+D es crucial, además de apoyar la demanda de las
empresas, fortalecer también los vínculos entre las empresas y los oferentes de I+D y
conocimiento, lo que contribuirá, además, a aumentar el flujo de emprendimientos (deal flow)
con mayor contenido tecnológico y de innovación2.
        La experiencia de los países de la OCDE indica que para generar un salto en la
inversión privada en I+D se requiere primero un incremento significativo del gasto público en
dicha área, esfuerzo que debe estar especialmente orientado a generar las capacidades de
transferencia de conocimiento y desarrollo tecnológico que estimulen la demanda empresarial
por I+D. Esta constatación, junto con el bajo nivel que muestra la inversión privada en este
ámbito, sustentan que el Consejo recomiende hoy que la meta de llevar el gasto público en
I+D al 0,7% del PIB se alcance ya no en 2021, como se había planteado en la Estrategia de
Innovación, sino cuatro años antes, en 2017. Para lograrlo, se requiere un incremento del gasto
público levemente superior al 9% por año3.
        Apuntando a esta nueva meta, el Consejo estima necesario fortalecer el desarrollo de la
Tercera Misión en las universidades y crear mecanismos especializados de valoración del
conocimiento y la tecnología que se genera en estas instituciones, sumando a ello el
fortalecimiento de centros de interfase de desarrollo tecnológico que permitan incorporar
conocimiento a los sectores productivos y facilitar el emprendimiento innovador. En esta
dirección, se aprobó recientemente en Corfo un programa para el desarrollo de unidades de
transferencia y comercialización de tecnologías de carácter asociativo en universidades que
debe ser puesto en marcha en el corto plazo, junto con el fortalecimiento del sistema de
institutos tecnológicos públicos. Este esfuerzo debe reconocer la necesidad de aprovechar al
máximo los modelos de open innovation, donde las capacidades y conocimientos locales
complementan y se integran con tecnologías y esfuerzos disponibles a escala mundial.
        Por último, un mecanismo que debe revisarse es el incentivo tributario a la
contratación de I+D, el cual debe también promover la creación de capacidades al interior de
las empresas. Para ello se propone extender este beneficio a actividades de desarrollo y
empaquetamiento tecnológico que se realicen en la empresa.


2
  El surgimiento de una industria vibrante de capital de riesgo privado requiere como condición previa una masa crítica de
empresas innovadoras con alto potencial de crecimiento.
3
  Esta estimación considera un crecimiento del PIB de 5% anual.



                                                              Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 13
Desarrollo de verdaderos clusters de innovación
        La tercera línea de acción central de la Agenda en materia de innovación empresarial
dice relación con la generación de dinámicas de innovación y mecanismos de acumulación de
conocimiento relevante en sectores estratégicos (aquellos donde el país tiene ventajas
comparativas, alto potencial de crecimiento y déficit de capital social) con el fin de generar
verdaderos clusters de innovación en torno a ellos. Este esfuerzo, que constituye la base de la
política de desarrollo de clusters, es fundamental (junto con el desarrollo del ecosistema para la
innovación) para generar una mayor diversificación y sofisticación productiva en el país. En el
marco de esta política, será muy relevante a futuro promover un esfuerzo de los actores
privados por identificar las brechas de productividad y fallas de coordinación –especialmente
en las dimensiones de innovación–, además de los requerimientos específicos en términos de
capacidades científicas y capital humano.
        Por otra parte, los clusters de recursos naturales en que Chile posee una participación de
mercado relevante a nivel mundial generan una demanda sofisticada por bienes y servicios, los
que pueden rápidamente orientarse a mercados externos. La Agenda avanza en la
identificación, junto con los actores privados, de las demandas derivadas de los diferentes
sectores definidos en la política de clusters, las que, agregadas, permite comenzar a identificar
sectores emergentes de mayor sofisticación y nivel tecnológico que es necesario potenciar a
través de la política de clusters.


       2. Generar capacidades de ciencia con orientación estratégica

         Como plataforma que sustente la innovación y el desarrollo nacional, Chile debe
persistir en su esfuerzo de generación de capacidades científicas, tanto por la vía de la
formación de capital humano avanzado como por el fortalecimiento de la actividad científica.
Esto implica apoyar la investigación de excelencia, perseverando con un crecimiento del gasto
en esta área por sobre la tasa de crecimiento del PIB (aumentando con ello el volumen de
proyectos de investigación y programas colaborativos que se financian), pero poniendo un
especial foco en fortalecer la actividad y la generación de capacidades en áreas científicas y
tecnológicas vinculadas a la resolución de los desafíos estratégicos del país en materia social y
productiva.
         En los últimos años se ha avanzado en el sentido de orientar la investigación hacia las
necesidades productivas y sociales, no obstante todavía estamos lejos de los estándares de los
países desarrollados. Por ello, es urgente que Conicyt incorpore explícitamente criterios de
pertinencia e impacto, además de los de excelencia, en la asignación de recursos a programas
científicos colaborativos. El rol del Estado es especialmente necesario en esta etapa en que
todavía no despega el esfuerzo privado de I+D con el fin de generar, con un enfoque
multidisciplinario, el conocimiento relevante para la solución de problemas del sector
productivo que no pueden resolverse sólo con la importación de tecnología.
         Junto con ello, es necesario también reducir la fragmentación y las deficiencias de
coordinación en el financiamiento de la ciencia y del capital humano avanzado. Una medida
central en este sentido es fusionar la Iniciativa Científica Milenio de Mideplan con los
programas colaborativos de Conicyt; pero, además, se debe además coordinar el apoyo de
Mecesup y Conicyt para la creación de capacidades científicas en las universidades, junto con


                                                 Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 14
delimitar claramente los ámbitos de acción de Fondef y Corfo en materia de apoyo a la
investigación de carácter pre competitivo. También es fundamental que los programas de
capital humano avanzado en el extranjero se integren con el esfuerzo de formación en el país y
que este esfuerzo conjunto sea coherente con las capacidades de absorción de nuevos
investigadores que tenga el sistema de innovación. Ello implica, entre otras medidas, generar
mecanismos más expeditos de inserción de graduados en el sistema, especialmente en las
empresas, y promover la renovación del personal académico en las universidades,
especialmente las tradicionales.
        Por último, es necesario promover un sistema balanceado de financiamiento de la
actividad científica en varios aspectos. Por una parte, es central asegurar un crecimiento
sostenido del financiamiento de proyectos individuales, especialmente para investigadores que
inician su carrera. En segundo lugar, se requiere seguir fortaleciendo la investigación
colaborativa, poniendo especial atención en los grupos de tamaño intermedio (los que han
visto decrecer su participación en el presupuesto de ciencia base en los últimos años) y siendo
más selectivo en el desarrollo de centros de excelencia con financiamiento de base, asegurando
masas críticas y mayor orientación a los desafíos estratégicos del país. En tercer lugar, el
sistema debe hacerse cargo efectivamente de los costos indirectos de la actividad científica,
mejorando los mecanismos de financiamiento basal e incrementando los overheads asociados a
proyectos.


         3. Desarrollar capital humano de calidad en todos los niveles

        Responder adecuadamente a los desafíos de la globalización y de la Economía del
Conocimiento y avanzar hacia un mayor crecimiento y equidad son tareas que dependen, en
esencia, de la capacidad de las personas para resolver nuevos problemas mediante el ejercicio
de conocimientos, competencias y habilidades adquiridas, elevando su productividad y calidad
de vida.
        Sin desconocer la enorme importancia que tiene el mejoramiento de las competencias
que entrega la educación básica y media y entendiendo que esta es una preocupación central
en el país4, el foco del Consejo en materia de capital humano está en la educación terciaria y la
capacitación (además de la formación de postgrado y la atracción e inserción en la academia y
la empresa, que se analiza en conjunto con los desafíos en materia de ciencia). Cabe señalar
que cuando se compara al país en estas áreas, se observan aquí quizás los mayores déficits,
incluso en relación con naciones latinoamericanas: por ejemplo, en el número de ingenieros y
capital humano avanzado que trabajan en la empresa, donde Chile está por debajo de Brasil,
Argentina y México (en relación al tamaño de la población).
        Una de las tareas fundamentales para contar con la cantidad y calidad de capital
humano que el país requiere, estriba en el desarrollo de un sistema de formación a lo largo de
la vida que asegure acceso, calidad y pertinencia de la formación que permita a cada individuo
trazar sus propios itinerarios formativos en función de sus intereses y oportunidades,


4
  Chile es líder en América Latina, de acuerdo a los resultados de la prueba PISA, pero está muy distante de los países de
la OCDE.



                                                              Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 15
permitiendo, además de mayor crecimiento, un mejor espacio para la realización personal y
profesional.
        En este sentido, el desarrollo de un marco de cualificaciones para la educación terciaria
que adopte la lógica de competencias, que responda a los requerimientos del mundo del
trabajo, se suma a la necesaria articulación entre los diferentes niveles formativos como
elementos fundamentales que contribuyen a mejorar sustancialmente la calidad e impacto del
esfuerzo que el país seguirá haciendo en este ámbito.
        El aseguramiento de la calidad de la oferta de formación y de capacitación es una tarea
en la cual todavía hay que invertir muchos esfuerzos. Y esto pasa tanto por un ajuste de los
estándares que se utilizan en el país (que deben ser pertinentes a los diferentes niveles de
educación y acercarse paulatinamente a las más altas exigencias internacionales) como por un
apoyo al desarrollo de la oferta.
        Este compromiso con el mejoramiento de la calidad de la educación debe ir
acompañado por la modernización y fortalecimiento de los sistemas de información –que
incluyan mediciones de resultados (output) y no tan solo de insumos (input)– que hagan más
transparente un mercado con importantes asimetrías de información pero que es esencial para
que el país cuente con capital humano más adecuado y pertinente a las necesidades de los
sectores productivos y del país, en general.
        En este sentido, el aumento de cobertura de la educación terciaria sigue siendo un
objetivo muy importante. Previo al terremoto, se estableció como meta llegar al 60% de
cobertura de educación terciaria hacia el 2015 y, aunque las necesidades de reconstrucción de
infraestructura limitarán la extensión de financiamiento a la demanda de educación terciaria,
el Consejo estima que esta exigencia debe mantenerse en términos muy similares a los
planteados en la Estrategia de Innovación, aunque es posible diferir su cumplimiento en uno o
dos años.
        En cualquier caso, el esfuerzo por alcanzar una mayor cobertura en formación terciaria
debe considerar un mayor énfasis en la formación técnico-profesional y en la inclusión de
segmentos de menores ingresos al sistema. Para ello, es necesario fortalecer las becas para los
tres quintiles de menores ingresos y el crédito con aval del estado para los cuatro quintiles de
menores ingresos, sin discriminar en contra de los institutos profesionales y centros de
formación técnica, como sigue ocurriendo en la actualidad. Junto con ello, se requiere
modificar los beneficios a la capacitación, con el fin de orientar los subsidios o franquicias
hacia los segmentos de empresas de menor tamaño y el desarrollo de competencias laborales
que aumenten la empleabilidad de los trabajadores en lugar de atender a la solución de
demandas específicas (altamente apropiables) de las empresas.


       4. Fortalecer el desarrollo de la Tercera Misión en las universidades

        La Agenda de Innovación y Competitividad aborda de manera especial la contribución
que las universidades pueden hacer al desarrollo económico del país (o Tercera Misión) bajo la
convicción de que estas instituciones pueden y deben transformarse en verdaderos
protagonistas y catalizadores de un proceso de transformación productiva que implica una
inflexión a una economía más basada en el conocimiento y la innovación.




                                                 Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 16
En este sentido, se debe partir por generar un conjunto de indicadores de impacto más
adecuados a este objetivo que contribuyan, en la medida que se utilicen para la asignación de
recursos públicos, a establecer incentivos para las universidades y sus académicos consistentes
con el cumplimiento de la Tercera Misión. Simultáneamente se deben fortalecer, a través de
Mecesup, los procesos de planificación estratégica en las universidades, con el fin de que
definan su rol en el sistema y, de acuerdo a ello, desarrollen sus esfuerzos de formación e
investigación con un adecuado énfasis en la valorización del conocimiento y la tecnología.
        Esta propuesta supone avanzar en una serie de cambios sustantivos de los sistemas de
financiamiento universitario, tema que está pendiente desde hace ya varios años en el país. La
principal modificación propuesta por el Consejo es que los recursos que hoy se asignan al
financiamiento basal directo a las universidades del Consejo de Rectores se deben reasignar a
Conicyt (financiamiento institucional de grupos o centros) y Mecesup (creación de
capacidades) y deben estar disponibles para todas las universidades acreditadas. De este modo,
el financiamiento de base no se asignará por razones históricas, sino en base al aporte de cada
universidad a la generación de bienes públicos.
        Respecto de las universidades de propiedad del Estado, es necesario reconocer que se
requiere un mayor nivel de rendición de cuentas respecto de los objetivos que les son propios.
La opinión del Consejo es que, para ello, se deben modificar, en primer lugar, los gobiernos
corporativos de estas instituciones, permitiendo que los consejos directivos, en los cuales
debería tener mayor ingerencia el Estado nacional o regional, nombren a las autoridades de la
universidad, reduciendo con ello los riesgos de captura.
        Esta mayor exigencia, sin embargo, debe ir acompañada de un estatus jurídico más
flexible (que elimine las trabas burocráticas a su operación) y de un acuerdo de financiamiento
institucional basal entre cada institución y el Estado, sujeto a un contrato de desempeño
vinculado a la producción de bienes públicos definidos explícitamente. Más aun, es reconocido
que, dadas las exigencias que el mercado global educacional impone actualmente, existen
universidades estatales de carácter regional que no son viables en el largo plazo, ya que no
cuentan con las masas críticas y escala necesarias para ello. Al respecto, el Consejo plantea que
es posible incentivar procesos de fusión con criterios meso regionales5 que permitan mantener
un esfuerzo por asegurar formación e investigación de alto nivel en las regiones.


         5. Consolidar una institucionalidad para la innovación

        Sobre la base de los avances alcanzados en los últimos años, Chile requiere seguir
consolidando una institucionalidad que permita al Estado responder de manera oportuna y
armónica a los desafíos que impone el desarrollo de la innovación, teniendo siempre como
objetivo final que el sector privado maximice su potencial y contribuya, de esa forma, al
crecimiento y el desarrollo del país. Se requiere, por lo tanto, de una institucionalidad que
promueva el desarrollo de los pilares y plataformas horizontales de la Estrategia de Innovación
junto con facilitar la vinculación del sistema de innovación con los requerimientos específicos


5
  El Consejo entiende como meso región el territorio que presenta condiciones productivas similares que permiten
alcanzar economías de escala y de ámbito en la generación de capacidades de innovación.



                                                             Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 17
de los sectores productivos para permitir el desarrollo de clusters de innovación y con ello el
crecimiento del país y sus regiones.
        Para contar con una visión de largo plazo para el desarrollo del Sistema de Innovación
se requiere estructurar el Consejo Nacional de Innovación como una entidad creada por ley
con razonable independencia respecto del gobierno, que es el responsable de definir e
implementar las políticas de innovación.
        También es fundamental, para darle coherencia a la definición de políticas e
implementación de éstas, consolidar el Comité de Ministros de Innovación (CMI), otorgando
a esta instancia la responsabilidad de proponer la asignación presupuestaria para el conjunto
del Sistema Nacional de Innovación, lo que equivale a alrededor de un 0,9% del PIB.
Asimismo, se requiere que el Presidente de la República entregue un mandato claro de
conducción al Ministro de Economía6 y al Comité de Ministros para asegurar la coordinación
del Sistema Nacional de Innovación. En este nivel, en particular, es evidente la falta de
conducción del subsistema de Educación Superior y Ciencia, por lo que el Consejo insiste en la
necesidad de crear una subsecretaría responsable de este ámbito en el Ministerio de Educación;
y junto con ello, es necesario sumar al Ministerio del Trabajo en el CMI, con el fin de asegurar
la coordinación al más alto nivel de las políticas de capital humano.
        Fortalecer la gobernabilidad de Corfo y Conicyt es también una tarea que es necesario
asumir en los próximos años. Para ello, el Consejo ha propuesto mejorar los gobiernos
corporativos de estas instituciones con el establecimiento de consejos directivos encabezados
respectivamente por los ministros de Economía y Educación, y con participación de
representantes independientes y de los stakeholders más relevantes para cada agencia.
        En tanto, con el fin de fortalecer los sistemas regionales de innovación y reforzar la
vinculación entre la Estrategia Nacional de Innovación y las Estrategias Regionales de
Desarrollo, es fundamental rescatar la experiencia de las Agencias Regionales de Desarrollo
Productivo (ARDP) y transformarlas en entidades de orientación estratégica equivalentes al
CNIC en las regiones. Además, a partir de las recomendaciones estratégicas de las ARDP se
debe promover el uso de convenios de programación (que comprometan financiamiento de
mediano plazo, complementando recursos regionales con recursos de las agencias nacionales)
para la creación de capacidades regionales o meso regionales, especialmente en ciencia,
tecnología y capital humano.
        Finalmente, el Consejo reitera que es necesario dar una conducción coherente al
sistema de institutos tecnológicos del Estado, para lo cual se propone generar una estructura de
gobierno similar a la del Sistema de Empresas Públicas, con la creación del SNITec (Sistema
Nacional de Institutos Tecnológicos Públicos), que apoye a los ministerios sectoriales en el
control de gestión y en la definición de las tareas y el financiamiento de estas instituciones, las
que deben estar principalmente orientadas a la generación de bienes públicos relevantes para el
Sistema Nacional de Innovación.




6
 El Consejo coincide con la propuesta del Consorcio para la Reforma del Estado, en cuanto a que se requiere que la
Secretaría General de la Presidencia se fortalezca para hacer el seguimiento de este mandato presidencial.



                                                             Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 18
Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 19
Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 20
INTRODUCCIÓN




         El reto de crecer para alcanzar el desarrollo

        Al momento de presentar la Estrategia Nacional de Innovación para la
Competitividad, en 2007, el CNIC planteó que Chile podía ponerse la meta de alcanzar el
desarrollo en 2021 y llegar a un ingreso per cápita de US$ 25 mil al año, consiguiendo con ello
el nivel de desarrollo que hoy tienen países como Nueva Zelandia y España7. Este desafío,
aunque abordable, era y sigue siendo muy exigente, ya que significa crecer a una tasa sobre el
5% anual por un período prolongado, superando la tendencia de los últimos diez años (1998-
2008) en los que el país ha reducido su crecimiento a alrededor de un 3,5% anual, la mitad de
lo logrado en la denominada Década de Oro (1986-1998).
        La descomposición de las cifras de crecimiento muestra que la contribución de la
acumulación de capital se ha mantenido relativamente estable en los últimos 20 años y que el
aporte del factor trabajo se ha ajustado a niveles propios de un país con tasas más bajas de
desempleo8. Sin embargo, la Productividad Total de Factores (PTF)9, que fue el gran motor de
crecimiento de la economía chilena en los ’90, ha caído fuertemente, volviendo a los niveles
históricos previos a 199010. Y este dato es, sin duda, preocupante, ya que la PTF es pieza
fundamental en el crecimiento del país, si se pretende dar el salto al pleno desarrollo a inicios
de la próxima década.
        En opinión del Consejo de Innovación, el aumento de la PTF por sobre la media
histórica en los ’90 se basó principalmente en un fenómeno de cambio estructural que generó

7
  Los niveles de ingreso se expresan en dólares a paridad de poder de compra (PPP).
8
  Se explica por la significativa reducción del desempleo a fines de los ’80 y principios de los ’90.
9
  Se entiende la PTF como aquella parte del crecimiento que no puede ser explicada por el aporte de los factores
tradicionales: capital y trabajo.
10
   De acuerdo al último informe de la OCDE sobre la economía chilena, la PTF bajó su contribución desde 2,05% (1986-
1997) a un -0,35% (1998-2008). Sin embargo, esta cifra está influida por factores transitorios muy relevantes, como las
dos recesiones y el triple shock energético que el país debió enfrentar en el período 1998-2008. Si se despejan esos efectos
transitorios, Chile estaría hoy con tasas de incremento de productividad más similares al promedio histórico, en torno al
0,5%. Esta cifra es coincidente con las estimaciones sobre PIB tendencial que el Panel de Expertos convocado por el
Ministerio de Hacienda entrega para la elaboración del Presupuesto Nacional.



                                                               Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 21
ganancias por una sola vez11. Varios estudios muestran que durante la Década de oro no se
produjeron incrementos significativos de productividad al interior de las empresas12, o dicho de
otra manera, que el crecimiento de la economía durante ese período no se sustentó en una
dinámica de innovación o de sofisticación productiva basada en el conocimiento y la calidad
del capital humano, sino en un conjunto de cambios estructurales que, si bien permitieron al
país aprovechar mejor sus ventajas en recursos naturales, no asentaron una dinámica sostenida
de crecimiento de la productividad13. Y, aunque es cierto que el país tiene pendientes reformas
importantes –por ejemplo en materia de modernización del Estado, promoción de la
competencia o flexibilidad microeconómica14– es necesario reconocer que se trata de ganancias
por una sola vez o bien de ajustes más complejos y más difíciles de implementar que no
aseguran por sí solos aumentos adicionales de la PTF suficientes para crecer en forma
sostenida a tasas superiores al 5%15.


          Chile debe moverse hacia una economía basada en el conocimiento

         El CNIC comparte la convicción de la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico (OCDE) en cuanto a que la innovación es una de las mejores
herramientas para enfrentar los desafíos sociales y globales que enfrentan hoy las naciones y se
erige, sin duda, como la vía para que las economías avanzadas y emergentes creen empleo y
consigan un crecimiento de largo plazo sustentable basado en la generación, aplicación y
difusión del conocimiento16.

11
   En ese período se produjo la maduración de un conjunto de reformas macroeconómicas aplicadas en los ’70 y ’80 y,
además, la estabilización del sistema bancario y financiero, lo que permitió la reasignación eficiente de recursos hacia las
áreas más productivas de la economía. Además, la democratización exitosa –junto con consolidar una creciente
estabilidad social e institucional– permitió reducir las tasas de descuento en el país, lo que, entre otros efectos, se tradujo
en altos flujos de inversión extranjera y en una fuerte y sostenida reducción de la inflación. A todo ello se pueden agregar
otros cambios relevantes, como la incorporación de inversión privada a la infraestructura (puertos y carreteras), los
servicios básicos (agua) y la desregulación en telecomunicaciones que generaron fuertes aumentos de productividad y la
incorporación de tecnologías de información que permitió aumentos de productividad en sectores de servicios.
12
   En Bartelsman, Haltiwanger y Scarpetta (2004) y Bergoeing y Repetto (2006).
13
   El aumento de productividad intrasectorial en los sectores de recursos naturales a los cuales se reasignaron recursos
muestra una rápida declinación en los últimos años, señalando un relativo agotamiento de una estrategia basada en la
producción de commodities intensiva en recursos naturales. Agosín y Price (2008) muestra el estancamiento de la
diversificación exportadora con un índice de Herfindahl-Hirschmann estancado en 0,26. Fuentes (2010) muestra cambio
estructural de la productividad laboral en los sectores de recursos naturales en la década pasada, en todos los casos la
productividad laboral se reduce en los sectores de recursos naturales, mientras que se mantiene estable en los sectores de
servicios. Una discusión detallada de las razones que podrían explicar el cambio de tendencia de la productividad se
presenta en el documento de referencia sobre “Crecimiento, productividad e innovación”.
14
   La flexibilidad microeconómica depende de cuatro factores: la flexibilidad laboral es uno de ellos, no cabe duda; pero
también cuentan de manera muy importante las competencias laborales (porque se necesitan trabajadores con versatilidad
para responder a los cambios del mercado), el acceso a financiamiento (porque se requiere inversión para modificar la
orientación productiva) y las facilidades para la salida y quiebra de empresas y para la transferencia eficiente del capital y
otros activos a sectores dinámicos.
15
   Caballero, Engel y Micco (2004) indican que si Chile alcanzara el nivel de flexibilidad microeconómica de Estados
Unidos podía aumentar en un 0,3% el crecimiento económico. En tanto, la modernización del Estado hasta niveles
similares al promedio de los países de la OCDE, podría elevar de US$ 15.000 a US$ 20.000 el PIB per capita del país,
según el Consorcio de la Modernización del Estado.
16
   OCDE 2009. Interim Report on the OECD Innovation Strategy. An agenda for policy action on innovation.



                                                                Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 22
Chile debe hacer frente hoy al reto de elevar la PTF marcando una inflexión hacia la
Economía del Conocimiento, aumentando decididamente la productividad de las empresas,
especialmente a través de innovaciones de procesos y gestión, y fortaleciendo la diversificación
exportadora más allá de los recursos naturales, fundamentalmente por la vía de innovaciones
de modelos de negocios y productos. Más aun, en un contexto global marcado por las
exigencias que se derivan de temáticas como el cambio climático, la seguridad alimentaria, el
cuidado de la salud o el respeto por el medioambiente, se hace más urgente la incorporación de
conocimiento a la economía y en especial a la producción de bienes que tienen como destino
los mercados internacionales más sofisticados y más competitivos.
         El desafío que el país tiene por delante es enorme y es necesario reconocer que se parte
desde una base baja, incluso por debajo de lo que el nivel de ingreso per cápita nacional
permitiría esperar: en efecto, el esfuerzo de innovación empresarial en Chile sigue siendo muy
débil17 al tiempo que el proceso de diversificación productiva ha perdido el vigor que mostró en
la década de los 9018.
         Una explicación para este fenómeno puede encontrarse en factores culturales,
especialmente en la existencia en el país de una comunidad empresarial que se ha orientado
preferentemente a actividades basadas en recursos naturales generadoras de rentas económicas
y que no ha visto en la tecnología y la innovación un elemento central de sus estrategias de
negocios19. Otra respuesta posible es que el país no cuenta aún con las suficientes capacidades
y competencias que se requieren para saltar a una economía más sofisticada20.
         La visión del Consejo –que de alguna manera contiene a las anteriores– es que, de no
mediar una crisis profunda, una inflexión como la que Chile requiere se debe desarrollar como
un proceso gradual basado en el continuo mejoramiento y evolución del Sistema Nacional de
Innovación (SNIC)21 y en el fortalecimiento tanto de sus componentes como de la interacción
entre ellos, en especial el vínculo entre ciencia, formación y demandas de los sectores
productivos, así como la conexión con el conocimiento global que permite generar importantes
aumentos de productividad a través de la transferencia y difusión de tecnología.
         En este sentido, ha sido clave para el Consejo entender la innovación más allá de lo
tecnológico, incluyendo también las innovaciones de gestión, comercialización o diseño, lo
que obliga a estudiar las necesidades del sistema de innovación más allá de las capacidades
para la I+D, debiendo analizar también las competencias genéricas y específicas de
profesionales y técnicos y las capacidades gerenciales y aspectos organizacionales de las


17
   La Encuesta de Innovación (a 4.000 empresas) muestra que el porcentaje de empresas que hace innovación en
cualquiera de sus modalidades bajó de 38% (2004) a 32% (2006) y a alrededor de 30% (2008).
18
   La medición de diversificación de exportaciones de Chile se mantiene con pequeñas variaciones a la baja en esta
década. El índice de Herfindahl-Hirschmann se mantiene casi constante alrededor de 0,26, además, el número de bienes
exportados disminuye (a tres dígitos CIIU). El nivel de diversificación exportadora de Chile es menor que el de países
como Perú, Costa Rica, Uruguay, Guatemala y entre dos y tres veces menor que Brasil, México y Argentina, todos estos
países con abundancia de recursos naturales.
19
   OCDE (2007). Estudios de la OCDE sobre Política de Innovación: Chile.
20
   Haussmann y Klinger (2007) Structural Transformation in Chile.
21
   Red de agentes y sus interacciones que están directa o indirectamente relacionados con la introducción y/o difusión de
nuevos productos y nuevos procesos en una economía. Esta red está constituida no sólo por los agentes públicos, los que
pueden desarrollar o financiar la innovación, sino que también por todos aquellos que participan en las diferentes etapas
de dicho proceso innovativo en el ámbito privado. En Consejo Nacional de Innovación (2006), Lineamientos para la
Estrategia Nacional de Innovación.



                                                              Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 23
empresas, además de otros elementos de entorno de negocios y culturales que pueden resultar
fundamentales para el fortalecimiento de la innovación.


       El fortalecimiento de la innovación requiere de un enfoque sistémico

        La principal dificultad para la construcción de este Sistema Nacional de Innovación
radica en el hecho de que la innovación es un fenómeno complejo, sistémico, que depende de
la confluencia de muchos factores y protagonistas, de las relaciones que se dan entre ellos y de
las capacidades e infraestructuras que en conjunto facilitan el proceso. Las empresas son los
protagonistas de la innovación, pero el desarrollo de un sector empresarial dinámico e
innovador requiere que el Estado cree un marco apropiado que asegure estabilidad
macroeconómica y social, que promueva la competencia en los mercados, que estimule la
inversión de las empresas en innovación y que, cuando sea necesario, entregue apoyo directo
para que éstas puedan enfrentar los altos riesgos y costos de innovar. Requiere también la
combinación virtuosa de los esfuerzos por generar, transmitir y usar conocimiento con las
necesidades del mundo productivo y del resto de la sociedad. Y, sin duda, necesita de una
población con las capacidades y las competencias para participar de la innovación, para usar y
adaptar tecnologías, para aprender constantemente y adaptarse a los incesantes cambios del
mundo y del mercado laboral.
        Todo lo anterior obliga a que, para fortalecer la innovación, se requiera de una estrecha
alianza público-privada y de la creación de capital social entre privados, especialmente en
sectores exportadores, donde la competitividad es sectorial o del cluster y la competencia es con
el resto del mundo. En este sentido, la cooperación, la asociatividad y el trabajo en redes
nacionales y globales, en la lógica de la innovación abierta, son claves para Chile: en un mundo
cada vez más complejo, que está en permanente cambio y que genera conocimiento a una
velocidad sin igual en la historia, es fundamental la vinculación y complementación de las
empresas e instituciones de investigación nacionales con las fuentes de conocimiento globales.
        Es por todo ello que el Consejo ha entendido el desarrollo del Sistema de Innovación
como un proceso evolutivo que toma tiempo y que no tiene atajos, que necesita de la
participación y el compromiso de los diversos actores, que exige reflexión y espacio para el
aprendizaje –tanto de la propia experiencia como del ejemplo de otras naciones, especialmente
aquellas con economías similares a la chilena–, que demanda evaluaciones permanentes que
permitan ajustar las acciones y las políticas públicas, pero por sobre todo, que requiere de
diálogo, visión compartida y mirada estratégica de mediano y largo plazo que marque el
rumbo, que plantee objetivos y metas y que oriente la construcción de capacidades.


       Una dosis de selectividad

        La Estrategia de Innovación impulsada por el Consejo ha propuesto que la acción del
Estado conjugue las fortalezas provenientes de las políticas públicas neutrales con la necesidad
de incorporar en la acción pública criterios de selectividad, los que deberán surgir de un
análisis técnico tanto de las potencialidades de la economía nacional como de las trabas o



                                                 Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 24
falencias que el país presenta para desarrollarlas, buscando reducir o contrarrestar la
contaminación por la presión de grupos de interés.
        Esta opción por la selectividad –que el Consejo propone hacer “en el margen”,
aprovechando los incrementos de recursos que año a año suma el sistema– impone al Estado y
a los privados importantes desafíos de articulación y colaboración en la definición de
prioridades y en la implementación de las políticas. Para ello es fundamental contar, en el más
alto nivel del Ejecutivo, con una autoridad responsable de coordinar las políticas y supervisar
la implementación de éstas.
        Una dimensión de esta selectividad se materializa en la política de clusters.
        Tal como ha recomendado la OCDE, el Consejo ha propuesto que en la transición
hacia un mayor crecimiento impulsado por la innovación, Chile debe comenzar por
aprovechar sus fortalezas mediante el fortalecimiento de clusters incipientes (principalmente
basados en recursos naturales), con el fin de desarrollar prácticas innovadoras que ayuden a
transformar en ventajas dinámicas las actuales ventajas estáticas de la economía chilena. Ello
implica incentivar tanto el desarrollo de nuevas actividades –para incorporar productos con
alto valor agregado a la base exportadora– como la mejora de productos y servicios
originalmente enfocados a los clusters de recursos naturales para acceder con ellos a mercados
más exigentes, donde el conocimiento y las capacidades de innovación (y no la escala u otro
factor exógeno) constituyan una ventaja para el país.
        La propuesta del Consejo de Innovación apunta a desarrollar esfuerzos especiales para
incentivar fuertemente el desarrollo empresarial, la formación de capital humano y la
investigación en aquellos sectores que son promesa de un mayor desarrollo y de un fuerte
impacto en innovación, como, por ejemplo, son hoy la acuicultura y la minería o la naciente
oportunidad, basada en las tecnologías de la información, para ofrecer desde Chile servicios
profesionales de alto valor a empresas localizadas más allá de nuestras fronteras.
        Una segunda dimensión de esta selectividad propuesta por el Consejo se traduce en el
requerimiento de que una parte importante del financiamiento público de la ciencia apoye a la
investigación orientada por prioridades estratégicas nacionales, incluyendo entre ellas tanto
aquellas que surgen de los sectores productivos identificados en la política de clusters, como
otras provenientes de otras actividades económicas del interés general de la sociedad, desde
aspectos geopolíticos hasta preocupaciones como la salud o la educación.


       Preocupación por el crecimiento de largo plazo

        La OCDE advierte hoy, a propósito de la crisis económica global, que la coyuntura
genera el riesgo de que se adopten decisiones de política y presupuestarias que no son las
óptimas en el mediano plazo, y que podrían perjudicar tanto la innovación como la
prosperidad futura.
        Esta recomendación es válida también para Chile no sólo a raíz de la crisis económica,
sino también por las lamentables y devastadoras consecuencias del terremoto del pasado 27 de
febrero. Así, aunque la reconstrucción debe ser, sin duda, una tarea primordial en los próximos
años, es necesario también seguir invirtiendo en aquellas áreas que serán fuentes del
crecimiento de largo plazo, tales como la educación de calidad en todos sus niveles, la




                                                Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 25
investigación orientada estratégicamente, la innovación al interior de las empresas y el
emprendimiento innovador.
        En los próximos dos años, los desafíos de la reconstrucción deberían llevar a enfocar el
gasto público en apoyar la recuperación de la capacidad productiva. Pero es posible combinar
este esfuerzo con las tareas de fortalecer la innovación. En este sentido, la necesidad de
recuperar el stock de capital requerirá el desarrollo de mecanismos que faciliten el
financiamiento de la nueva inversión, en empresas capaces de sobrevivir la prueba ácida del
mercado, lo que representa una oportunidad para incorporar nuevas tecnologías más eficientes
e incluso para reorientar el mix de producción hacia opciones de mayor valor y rentabilidad.
Se pueden también diseñar mecanismos de garantías financieras para la reconstrucción
productiva vinculadas a asesorías estratégicas, programas de difusión tecnológica y planes de
cierre de brechas de competencias laborales que permitan operar en forma eficiente los nuevos
equipos y tecnologías. Por último, junto con el esfuerzo de recuperación en el sector de
vivienda e infraestructura, existe la opción de tomar medidas regulatorias e impulsar el
fortalecimiento de capacidades que mejoren la eficiencia de esta industria clave para el país22.




22
  Un estudio realizado por McKinsey y otro encargado por el Consejo muestran que el sector construcción en Chile
presenta brechas de productividad importantes. Según McKinsey, el sector alcanza sólo el 34% de la productividad laboral
que el de Estados Unidos.



                                                            Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 26
I
       CUATRO GRANDES AVANCES DE CHILE
       EN INNOVACIÓN: 2005 - 2010



         Desde 2005 al 2010 se han generado importantes avances que marcan la evolución y
madurez del Sistema Nacional de Innovación y de las políticas pro innovación en Chile: la
creación de una visión estratégica compartida sobre los desafíos del país en Innovación; el
establecimiento de una política de innovación consistente con esa visión; un fuerte compromiso
presupuestario que permite implementar las políticas; y, finalmente, una renovada
institucionalidad que da mayores garantías de coherencia y visión de largo plazo de las políticas y
eficiencia en la implementación.



                                                  Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 27
Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 28
1. VISIÓN ESTRATÉGICA


         En los últimos cinco años –desde la creación del primer Consejo de Innovación– se ha
asentado con fuerza el consenso en torno a que la innovación es el camino que el país debe
seguir para alcanzar el desarrollo. Pero es importante recalcar que este esfuerzo no comienza
de cero. Por más de dos décadas el país ha ido sentando las bases para disponer de una política
que respondiera a los nuevos desafíos de la competitividad y la inserción en la economía
global.
         Así, Chile cuenta hoy con una Estrategia Nacional de Innovación para la
Competitividad que propone avanzar decididamente al desarrollo por la senda de la Economía
del Conocimiento, combinando para ello las ventajas del modelo exportador de recursos
naturales, donde el país tiene ventajas importantes y ha logrado ya grandes avances, con las
habilidades creadas por un esfuerzo creciente en la generación de capital humano y
conocimiento que, aplicados al proceso productivo, permitan desarrollar sectores más
sofisticados y de alta competitividad a nivel global.
         En esta perspectiva, el Consejo planteó la necesidad de fortalecer tres pilares
fundamentales:
         I. Un sistema de aprendizaje para toda la vida, accesible y de calidad que le permita al
país contar con una dotación de capital humano de calidad para enfrentar los desafíos de la
Economía del Conocimiento.
         II. Una plataforma de generación, difusión y aplicación del conocimiento que se funde
en un esfuerzo permanente y robusto de investigación científica y tecnológica, coherente con
los problemas productivos y sociales del país.
         III. Un sistema empresarial innovador, orientado a la creación de valor como estrategia
de competencia en los mercados globales, con empresas que estén dispuestas a asumir el rol
protagónico que les cabe en las actividades de investigación, desarrollo e innovación.
         Además, el Consejo definió la necesidad de aplicar políticas selectivas y enfocarse en
realizar un esfuerzo coordinado para facilitar el desarrollo de algunos sectores que, aunque
poseen ventajas competitivas latentes, elevado potencial de crecimiento y posibilidades de
generar encadenamientos que sustenten procesos de transformación productiva, también
enfrentan fallas de coordinación, externalidades, problemas de información y limitado capital
social que dificultan alcanzar las potencialidades identificadas.
         Entre 2006 y 2007, el Consejo identificó once sectores con mejores perspectivas de
crecimiento y estudió en detalle, para ocho de ellos, las brechas que era necesario cerrar para
aumentar su competitividad y alcanzar su potencial de crecimiento, identificando también las
medidas que debían impulsarse en cada uno para lograr dichos objetivos. Con posterioridad,
ha seguido estudiando los restantes sectores y plataformas, así como tecnologías transversales,
necesarias de desarrollar para alcanzar el potencial de crecimiento esperado.
         La más reciente evaluación de la OCDE respecto del trabajo del CNIC23 destaca seis
aspectos que considera los más relevantes de la Estrategia de Innovación:
         i. Que para hacer frente a los desafíos de la innovación se requiere del protagonismo
privado y de la participación del Estado en la corrección de las fallas de mercado que afectan

23
     OCDE 2009. Chile’s National Innovation Council for Competitiveness Interim Assessment and Outlook.



                                                             Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 29
con especial fuerza a la innovación24, evitando, por cierto, incurrir en fallas propias de la
actuación pública25.
         ii. La visión comprensiva, sistémica, tanto en el análisis y diagnóstico como en las
propuestas de políticas públicas que de ellos se derivan.
         iii. La aproximación balanceada entre el financiamiento a la innovación y a la
investigación científica, y dentro de ésta, entre investigación orientada sólo por el interés
científico y aquella guiada por prioridades estratégicas nacionales.
         iv. La adopción de un concepto más amplio de innovación, que no se restringe sólo a
lo tecnológico, sino que incluye también las innovaciones de gestión, comercialización y
diseño, lo que obliga a estudiar las necesidades del sistema de innovación más allá de las
capacidades para la I+D, analizando las competencias genéricas y específicas de profesionales
y técnicos y las capacidades gerenciales y aspectos organizacionales de las empresas, además
de otros elementos de entorno de negocios y culturales que pueden resultar fundamentales para
el fortalecimiento de la innovación.
         v. El reconocimiento de los Sistemas Regionales de Innovación (SRI) y la importancia
de integrar a las regiones tanto en la elaboración como en la puesta en práctica de la estrategia
de innovación.
         vi. La propuesta de una política selectiva para el desarrollo de clusters a partir de
sectores con alto potencial de crecimiento y competitividad en mercados internacionales, con
el objetivo de transitar, desde ese punto, hacia una economía más diversificada y sofisticada,
basada en una producción con más alto contenido de conocimiento26.




         2. DE LA ESTRATEGIA A LA POLÍTICA NACIONAL DE INNOVACIÓN


         Durante las últimas décadas, Chile ha ido avanzado gradualmente, a través de diversas
iniciativas y esfuerzos, en la conformación de un Sistema Nacional de Innovación, de una
visión-país sobre el tema y de una política de promoción de la innovación como elemento
clave para el desarrollo del país.
         A partir de las propuestas del Consejo de Innovación (entregadas entre 2006 y 2008) el
gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet presentó la Política Nacional de Innovación para
la Competitividad27 que tuvo como objetivos específicos:


24
   Problemas de apropiabilidad, fallas de información, intangibilidad de activos y fallas de red.
25
   Inconsistencia dinámica, captura y problemas de agencia.
26
   Esta política sigue, además, las propuestas de la OCDE, que recomendó a Chile que “en la transición hacia un mayor
crecimiento impulsado por la innovación, el país debiese aprovechar sus fortalezas y ventajas comparativas mediante el
fortalecimiento de aquellos clusters incipientes, principalmente basados en recursos naturales, con el fin de desarrollar
prácticas innovadoras que ayuden a transformar en ventajas dinámicas las actuales ventajas estáticas de la economía
chilena. (…) Para ello se puede incentivar tanto el desarrollo de nuevas actividades, mediante la incorporación a la base
exportadora de productos con alto valor agregado, como la mejora de productos y servicios especializados originalmente
enfocados a los clusters basados en recursos naturales”. OCDE (2007), OECD Reviews of Innovation Policy: Chile.
27
   Ministerio de Economía (2009). Política Nacional de Innovación para la Competitividad: Orientaciones y Plan de
Acción 2009-2010.



                                                              Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 30
i. Promover una cultura innovadora al interior del gobierno, en las empresas, en la
sociedad, y especialmente, en el sistema educativo.
        ii. Fortalecer la institucionalidad pública, la vinculación entre los actores y la provisión
de bienes públicos.
        iii. Fortalecer la provisión de factores y condiciones para la innovación: capital
humano, capacidades de Investigación y Desarrollo (I+D), emprendimiento y transferencia
tecnológica.
        Un principio fundamental de dicha política es la selectividad, y en ese sentido el plan
gubernamental incluyó una propuesta específica de desarrollo de clusters y plataformas
transversales con activa participación privada, acogiendo la recomendación del CNIC de
priorizar acciones en sectores que muestran alto potencial de crecimiento para los próximos 15
años. Aunque con ajustes respecto de las recomendaciones originales, el gobierno señala que
“la política apoyará inicialmente a cinco sectores, propiciando un contenido cada vez mayor
de conocimiento en la configuración de su oferta exportadora global: Minería, Acuicultura,
Turismo de Intereses Especiales, Alimentos y Servicios Globales”, teniendo como meta que,
para 2010, “al menos la quinta parte del incremento anual de recursos del Sistema Nacional de
Innovación sea focalizado en clusters prioritarios”.
        Un ejemplo claro de cómo estos sectores permitirán direccionar políticas selectivas en
diferentes áreas es que, en materia de creación de capacidades de I+D y áreas estratégicas
transversales, la Política de Innovación propuso “fortalecer cuatro áreas transversales, que han
sido identificadas como condiciones habilitadoras para el fortalecimiento de los clusters
prioritarios: biotecnología, recursos hídricos y medio ambiente, tecnologías de la información
y comunicación (TIC), energías renovables no convencionales, biocombustibles y eficiencia
energética”.
        En este marco, el Plan de Acción 2009-2010 del gobierno planteó tareas en siete ejes
estratégicos: Nueva institucionalidad; clusters de alto potencial; capacidades de I+D y áreas
estratégicas transversales; capital humano avanzado; emprendimiento innovador y
transferencia tecnológica; regionalización de la innovación y cultura pro innovación y pro
emprendimiento.



        3. UN FUERTE COMPROMISO PRESUPUESTARIO


        El compromiso del Ejecutivo por generar una inflexión en la estrategia de desarrollo de
Chile se ha manifestado con fuerza desde 2005, con la creación del Fondo de Innovación para
la Competitividad (FIC), y ha sido constante en los últimos cinco años, recogiendo las
recomendaciones del Consejo de Innovación. Para ello, no sólo asigna los recursos del FIC en
concordancia con las prioridades señaladas por el CNIC, sino que aumenta sustancialmente
los recursos provistos desde el presupuesto regular al conjunto del sistema.
        Así, el gasto del SNIC aumenta en promedio un 14% real anual entre 2005 y 2010, un
ritmo incluso mayor que el recomendado por el Consejo en los últimos años; en tanto, como
porcentaje del PIB el crecimiento va de un 0,69% a un 0,9%. El aumento más significativo es




                                                  Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 31
en 2010, cuando el presupuesto del sistema aumenta un 17% real, mientras el gasto total del
Estado crece menos del 5%.


                                                      GRAFICO N° 1
                                      TOTAL GASTO PÚBLICO EN SNIC Y CTi
                               Presupuestos vigentes. Cifras en millones de pesos de 2009




                       Fuente: CNIC sobre la base de antecedentes de Dipres del Ministerio de Hacienda.



        Si consideramos el gasto en Ciencia, Tecnología e Innovación (CTi) el aumento es aun
más importante, alcanzando un promedio de 20% real anual. Como porcentaje del PIB el
gasto público28 en CTi sube del 0,2% del PIB a un 0,43% del PIB.
        En particular, dentro de CTi el gasto en capital humano avanzado (posgrados en Chile
y principalmente en el extranjero) aumenta en más de siete veces entre 2005 y 2010: de $11 mil
millones a $85 mil millones, especialmente a partir de la instalación del programa bicentenario
Becas Chile. Los recursos destinados a la investigación de base crecen en ese mismo período al
14,1% anual (12,6% si se agrega la investigación pre competitiva), en tanto el gasto público
orientado a programas de estímulo a la difusión tecnológica, emprendimiento, innovación e
I+D desarrollados en la empresa creció al 10,5% en promedio entre 2005 y 2009, situación que
tiende a mejorar en el presupuesto 2010, llegando a una tasa equivalente para 2005-2010 de
14,9%. A propósito de este último dato, es importante señalar que el Presupuesto aprobado
para 2010 mostró cambios orientados a darle mayor énfasis a catalizar el esfuerzo privado
consistentes con las recomendaciones de esta Agenda.
        Con todo, a pesar de los esfuerzos en los últimos años, el país muestra todavía una
importante brecha en términos de su gasto total (público y privado) en innovación comparado
con el esfuerzo que hacen los países de referencia más relevantes para Chile.

28
  Se refiere al presupuesto del gobierno central, excluidos créditos y garantías. Los gráficos están construidos con cifras
de presupuestos vigentes (incluyen todas las modificaciones presupuestarias realizadas durante cada año).



                                                                Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 32
GRÁFICO N° 2
          GASTO PÚBLICO EN INNOVACIÓN EMPRESARIAL
         Presupuestos vigentes. Cifras en millones de pesos de 2009




  Fuente: CNIC sobre la base de antecedentes de Dipres del Ministerio de Hacienda.




                                 GRÁFICO N° 3
                  GASTO TOTAL EN CIENCIA DE BASE
          Presupuestos vigentes. Cifras en millones de pesos de 2009
(No incluyen gasto en capital humano avanzado ni investigación pre competitiva)




  Fuente: CNIC sobre la base de antecedentes de Dipres del Ministerio de Hacienda.




                                           Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 33
4. UNA RENOVADA INSTITUCIONALIDAD PARA LA INNOVACIÓN


        Durante las últimas décadas, Chile ha avanzado en la conformación de un Sistema
Nacional de Innovación. De hecho, como manifiesta la OCDE, hasta fines de los años ’80 las
herramientas de política para el fomento de la innovación consistían principalmente en el
apoyo a la investigación académica y en el financiamiento de becas y de institutos tecnológicos
del Estado que suministraban algunos servicios tecnológicos básicos a un número limitado de
empresas en diversos sectores industriales y agrícolas. Recién a principios de los ’90
comenzaron a adoptarse las primeras políticas destinadas a fortalecer la capacidad de
innovación tecnológica en los distintos sectores productivos del país29, reflejando la madurez
alcanzada por el sistema y la mayor fortaleza institucional de sus principales agencias, Corfo y
Conicyt.
        Luego, a partir de 2000, la política de innovación comenzó a adquirir importancia
nacional30 y desde 2005 este proceso de aprendizaje alcanza altos niveles de madurez con la
creación de Innova Chile (Corfo), la creación del FIC –asociado a la aprobación del impuesto
específico a la minería– y con los primeros pasos para la construcción de una nueva
institucionalidad y una estrategia de innovación, entre los cuales destacan la constitución y
consolidación del Consejo de Innovación (entre 2005 y 2006) y el establecimiento de un
Comité de Ministros de Innovación (2007) como organismo encargado de la implementación
de la estrategia, integrando a las distintas carteras involucradas y radicando la responsabilidad
de ejecución en el Ministro de Economía.
        La Política Nacional de Innovación para la Competitividad, establecida en 2009 por el
gobierno, recogió, en general, las recomendaciones institucionales del CNIC, destacando que
el Sistema Nacional de Innovación requiere consolidar una arquitectura institucional pública
que asegure su gobernabilidad y contribuya a la eficacia y eficiencia de la política. Aunque
muy relevantes, las definiciones del Ejecutivo se han concentrado hasta ahora sólo en la
creación de las principales instituciones de conducción del sistema (el Consejo de Innovación y
el Comité de Ministros), a través de un proyecto de ley que avanza en el Senado, dejando para
el futuro próximo importantes desafíos al nivel de los subsistemas o las agencias que
componen el SNIC.
        El Consejo reconoce el enorme esfuerzo realizado hasta ahora, al tiempo que reitera
que para hacer frente a la magnitud de los desafíos que tenemos por delante se requiere dar
nuevos pasos e introducir cambios adicionales a nivel institucional.


29
   Como parte de estas iniciativas pioneras, el gobierno puso en marcha el Programa de Ciencia y Tecnología (PCT) del
Ministerio de Economía, cuyo principal objetivo fue incentivar la innovación tecnológica en las empresas chilenas y
fortalecer las actividades de I+D. En el marco de este nuevo foco de política nacieron posteriormente el Fondo Nacional
de Desarrollo Científico y Tecnológico (Fondef, 1991), dependiente de Conicyt; el Fondo Nacional de Desarrollo
Tecnológico y Productivo (Fontec, 1991) y el Fondo de Desarrollo e Innovación (FDI, 1994), dependientes de Corfo,
enfocados cada vez más al fomento de iniciativas que contribuyeran a la generación y gestión de procesos de innovación,
cambio tecnológico, emprendimiento y creación de nuevos negocios en el sector productivo nacional.
30
   En 2000 surge el Programa de Desarrollo e Innovación Tecnológica (PDIT) del Ministerio de Economía. En 2005 nace
el Comité Innova Chile de Corfo (a partir de la fusión de Fontec y FDI) que tiene como misión contribuir a elevar la
competitividad de la economía chilena por la vía de promover y facilitar la innovación en las empresas, estimular el
desarrollo emprendedor, así como fortalecer el Sistema Nacional de Innovación.



                                                             Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 34
II
       AGENDA DE INNOVACIÓN Y COMPETITIVIDAD
       2010-2020



         La Agenda de Innovación y Competitividad 2010-2020 se enfoca en definir prioridades de
política para fortalecer el Sistema Nacional de Innovación, enfatizando que el objetivo central es
promover la innovación empresarial, teniendo a la ciencia, la tecnología y el capital humano
como factores fundamentales.
         La Agenda pone especial énfasis en identificar iniciativas de innovación empresarial que
impliquen aumentos de la Productividad Total de Factores a corto y mediano plazo, sin que ello
desplace o menoscabe las acciones de más largo plazo que permitan asegurar la prolongación del
crecimiento más allá de las ganancias obtenidas por el hecho de acercarse a la frontera de
producción a través de la transferencia y difusión tecnológica.



                                                 Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 35
Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 36
RECOMENDACIONES ESTRATÉGICAS



         1. INNOVACION EMPRESARIAL


        El protagonismo de la innovación está en la empresa, porque es allí donde se termina
de transformar el conocimiento y la tecnología en valor de mercado y negocios. Por lo tanto,
trabajadores, ejecutivos y empresarios deben ser los actores principales del proceso de creación
de valor a través de la innovación.
        La experiencia internacional demuestra que la innovación puede y debe hacerse de
manera rutinaria al interior de las empresas, sujeta a la evaluación y planificación desde la
perspectiva de los resultados de mediano plazo. Si bien en Chile existe una creciente
valoración de la innovación desde el punto de vista de la discusión pública, dos terceras partes
de las empresas reconocen que no han realizado ningún tipo de innovación (producto,
proceso, marketing, diseño o gestión), mientras existe un esfuerzo muy bajo y declinante (en
relación con el PIB) en un insumo clave para las innovaciones más sofisticadas, como es la
I+D31.

        Pero el desafío no se inicia con la ciencia de frontera. Existe un amplio conjunto de
empresas chilenas que aún tiene enormes espacios para mejorar su productividad y
competitividad mediante la introducción de mejoras en sus procesos productivos, acercándose
con ello a la frontera tecnológica.
        Sólo observar y aprehender lo que hacen los líderes en sus respectivos rubros y a la vez
comprender la importancia de la colaboración, del trabajo asociativo, pueden ser llaves
fundamentales para asegurar la sustentabilidad de muchas empresas en nuestro país. Pero el
problema es que el país no cuenta aún con los mecanismos adecuados de difusión y
extensionismo para empujar estos procesos. Por el contrario, ha descuidado sus institutos
tecnológicos públicos, herramienta fundamental en países desarrollados, y ha generando
mecanismos de apoyo estancos, todavía insuficientes, que no integran aún aspectos claves
como la generación o fortalecimiento de competencias laborales o gerenciales en las empresas.
        La evidencia muestra que este acercamiento a la frontera productiva reduce la gran
heterogeneidad existente en una economía, elevando la productividad agregada, mejorando
también la forma en que se distribuyen las rentas sectoriales en un ambiente que promueve la
competencia leal.

       Una visión más sistémica del problema ha llevado al Consejo a comprender que es
necesario contar con un verdadero ecosistema propicio para la innovación en el que se
desarrollan las empresas y emprendedores, capital humano competente en todos sus niveles,
universidades, centros científico-tecnológicos e investigadores comprometidos con el impacto

31
  Este resultado se mantiene incluso si se corrige según la estructura productiva del país, donde predominan sectores de
baja intensidad en I+D.



                                                              Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 37
de su accionar en la sociedad y en el desarrollo, actores intermedios capaces de vincular las
empresas con el conocimiento, financiamiento nacional e internacional, un Estado activo en la
provisión de los incentivos necesarios para que este proceso simbiótico se produzca e
incremente y una cultura que favorezca la conducta de los individuos y las compañías hacia la
creación conjunta de valor social y económico.
        Más aun, si bien la innovación se realiza fundamentalmente en la empresa, el esfuerzo
de promoverla no debe descuidar la creación de un entorno de negocios propicio, lo que
requiere perseverar en aumentar la certidumbre y calidad de las regulaciones para las
inversiones, el perfeccionamiento de los mercados financieros y la flexibilidad microeconómica
en general. Se requiere que coexistan tanto la competencia, que impulse a las empresas a
mejorar, como la cooperación y el trabajo en red, que permita el desarrollo de capacidades
comunes a las empresas.

        La competencia en los mercados globales que enfrentan los principales sectores, el
creciente compromiso y aprendizaje del sector público y el progresivo desarrollo de
capacidades científicas dan forma hoy en Chile a un incipiente ecosistema, donde los avances
individuales contrastan aún con profundas debilidades en materia de capital social,
infraestructura tecnológica e instituciones que faciliten la vinculación y la transferencia del
conocimiento entre los actores, y con ello, la introducción de innovaciones en los mercados.
        Un personaje central en este ecosistema es el emprendedor, actor que debe contar con
conocimiento específico para poder identificar las oportunidades de negocio tecnológicas y
capacidades de ponerlas en marcha en empresas de alcance internacional. Pero aún es
necesario en Chile relevar socialmente el rol del emprendedor y, complementariamente, poner
a su disposición los mecanismos de apoyo y financiamiento que complementen su empuje y
sus capacidades personales.
        En este ámbito el país ha avanzado rápidamente durante el último quinquenio con la
generación, en Corfo, de instrumentos de apoyo a incubadoras, redes de inversionistas ángeles,
fondos de capital de riesgo y, recientemente, la aprobación de subsidios para unidades de
transferencia y comercialización de tecnologías de carácter asociativo en universidades. Restan
aún, sin embargo, importantes esfuerzos para aumentar el flujo de emprendimientos (deal flow),
hacer más expeditos los procesos de adjudicación de subsidios e introducir incentivos más
potentes para el fortalecimiento de la industria de capital de riesgo tecnológico.
        En consecuencia, se necesita una política explícita de apoyo e incentivos a las empresas
y a los emprendedores en su actividad innovadora, generando mecanismos que fortalezcan los
puentes entre ciencia y empresa y permitan la búsqueda de conocimiento que aporten
soluciones novedosas a los problemas productivos.

        Por último, para impulsar la innovación empresarial la Estrategia ha propuesto el
desarrollo de dinámicas de acumulación de conocimiento relevante en sectores estratégicos
(aquellos donde el país tiene ventajas comparativas, alto potencial de crecimiento y déficit de
capital social) con el fin de generar verdaderos clusters de innovación en torno a ellos. Este
esfuerzo, que constituye la base de la política de desarrollo de clusters, es fundamental para
generar una mayor diversificación y sofisticación productiva en el país (junto con el desarrollo
del ecosistema para la innovación).




                                                Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 38
En el marco de esta política, será muy relevante a futuro promover un esfuerzo de los
actores privados por identificar las brechas de competitividad y fallas de coordinación –
especialmente en las dimensiones de innovación–, capacidades científicas y capital humano
avanzado.
         Una evaluación preliminar realizada por el Consejo muestra que sólo el cluster de
Servicios Globales puede mostrar avances importantes en la implementación de un esquema
de coordinación público-privado bien enfocado que permite resolver fallas de coordinación. En
el cluster minero, en tanto, hay avances incipientes en abordar los desafíos de desarrollo de
proveedores, con un diálogo constructivo con empresas mineras privadas, mientras que en el
caso de Codelco, existe un potencial importante de generar spin offs tecnológicos, pero,
impulsarlos no es una prioridad actual de la empresa.
         El resto de los cluster nacionales, o bien fueron pobremente implementados o se
concentraron en acciones de carácter coyuntural con impacto en el corto plazo, y muestran
escaso grado de avance en la materialización de sus hojas de ruta. Como contrapartida, las
agendas de competitividad implementadas por las Agencias Regionales de Desarrollo
Productivo muestran un esfuerzo interesante de generación de hojas de ruta con el concurso
efectivo de los empresarios sectoriales.

        Así, a la luz de nuestras brechas más evidentes y teniendo a la mano las mejores
practicas internacionales, y habida cuenta de lo que ya se ha conseguido en estos últimos años,
respecto a la innovación empresarial se plantean tres grandes líneas de acción.


         RECOMENDACIONES:

      a. Generar un salto en la difusión de mejores prácticas y tecnologías en las
empresas.

         Para ello, el Consejo recomienda dos grandes líneas de acción:

        a.1 Fortalecer centros o institutos tecnológicos con capacidad de transferencia,
adaptación y difusión amplia de tecnología con antenas tecnológicas vinculadas a
instituciones líderes mundiales y participación asociativa de los beneficiarios en los
gobiernos corporativos.
        Para ello se propone ampliar el programa piloto de centros de extensionismo
desarrollado por Corfo con el Banco Mundial, reorientando la línea de financiamiento para
bienes públicos e investigación pre competitiva a la creación de capacidades específicas en este
ámbito en los institutos existentes o nuevos centros en que puedan participar universidades,
empresas e institutos tecnológicos32.


32
   La experiencia en Europa, Canadá, Corea, Australia y Nueva Zelandia y los estudios encargados por Corfo y el CNIC
señalan que estas instituciones requieren tres tipos de financiamiento: a) financiamiento basal de entre 30 y 40% del gasto
total, sujeto a contratos de desempeño e indicadores de logro; b) acceso a fondos competitivos hasta un 20% o 30% del
gasto total para desarrollar capacidades y productos y servicios tecnológicos específicos; y c) ingresos por servicios y
contratos de desarrollo tecnológico con las empresas que debieran cubrir entre el 30% y 40% de sus gastos totales.



                                                              Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 39
Complementariamente el Consejo ha propuesto la creación del Sistema Nacional de
Institutos y Centros Tecnológicos (SNITec) que controle la gestión y dé orientación estratégica
a los institutos tecnológicos públicos. (Ver más detalles en recomendación d.4)
        Además, se requiere evaluar los programas de nodos tecnológicos y programas
asociativos de fomento para medir la efectividad del sistema de intermediación de recursos
versus mecanismos alternativos de asignación directa a través de institutos tecnológicos,
Sercotec, Indap y otras entidades estatales.

         a.2 Generar mecanismos de subsidio que integren apoyo a la oferta y demanda de
difusión y extensionismo para llegar al 2014 a lo menos a 20.000 PYME, en sectores
estratégicos que presentan brechas de productividad importantes33.
         Se busca proveer de apoyo técnico a la PYME e inducir y adaptar prácticas de
innovación incipientes para generar un salto de productividad que acorte en forma significativa
la brecha respecto de las mejores prácticas internacionales34, a través de institutos públicos o
centros de difusión y extensionismo tecnológico, públicos o privados sin fines de lucro.
         La propuesta obliga a mantener una visión sistémica sobre el conjunto de programas e
instrumentos que inciden en la capacidad efectiva de absorción de las tecnologías y mejores
prácticas, esto requiere coherencia y coordinación entre los mecanismos de apoyo a la creación
de capacidades tecnológicas, difusión tecnológica, capacitación y certificación de competencias
laborales y acceso a financiamiento para la adquisición de equipos (garantías financieras),
entre otros.
         Por ello se recomienda:
         a.2.1. Reordenar en Corfo el sistema de apoyo a la difusión, extensionismo y asistencia técnica
(calidad, producción limpia, eficiencia energética y tecnologías sectoriales), enfocándolo en sectores,
utilizando preferentemente mecanismos asociativos y asegurando la gestión integrada con programas de
capacitación (Sence) y certificación de competencias laborales (SNCCL).
         a.2.2. Articular la acción de Corfo en materia de difusión y extensionismo con aquellos disponibles
en otras instituciones como Indap y Sercotec.
         a.2.3. Perfeccionar la franquicia tributaria de Sence para permitir el uso integrado con programas
de difusión y extensionismo. (Ver, además, sección sobre Capital Humano)

       Es recomendable que el esfuerzo de recuperación de la capacidad productiva de las
PYME afectadas por el terremoto se canalice a través de mecanismos que sigan la pauta de las
dos recomendaciones anteriores, focalizándose en las regiones más afectadas y aumentando el
número de beneficiarios en el corto plazo, con el fin de generar un real aumento de la
productividad del país.


            b. Desarrollar el ecosistema para la innovación empresarial

            En este marco, el Consejo recomienda tres grandes líneas de acción:


33
     Transporte y comunicaciones, agricultura y pesca, construcción y alimentos
34
     La brecha actual es de 66% respecto de Estados Unidos.



                                                               Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 40
b.1. Fortalecer el apoyo al emprendimiento innovador.
       Para que los emprendedores cuenten con el apoyo y el financiamiento que les permita
desarrollar sus ideas y proyectos es necesario:

        b.1.1 Fortalecer los mecanismos de financiamiento y apoyo especializado en negocios centrados en
nuevas tecnologías y/o de alto potencial de crecimiento.
        En primer lugar, fortalecer a administradores de capital semilla y capital de riesgo de
fase temprana y de riesgo tecnológico35 que desarrollen sus actividades desde Chile y con foco
en la región36. Esta oferta debería estar compuesta preferentemente por redes de ángeles,
administradores de capital de riesgo tecnológico, brokers tecnológicos, incubadoras
especializadas y oficinas de transferencia tecnológica asociativas. Es posible, además, dar
mayores incentivos a los inversionistas ángeles independientes mediante una rebaja al
impuesto a la ganancia de capital.
        Estos esfuerzos se pueden complementar con la atracción de administradores de fondos
de capital de riesgo tecnológico de fase temprana con experiencia en mercados tecnológicos
maduros, adecuando las condiciones de participación aplicables a éstos en los Ficer.

        b.1.2 Agilizar el proceso de apoyo al emprendimiento y re-emprendimiento.
        Es necesario reducir a la mitad el tiempo y costo de los trámites para la iniciación y
cierre de empresas37; reducir los costos, trámites y penalización (cuando no hay dolo) en el
caso de quiebras; y facilitar el re-emprendimiento, incluyendo en el subsidio de capital semilla
parte de los costos de resolución del emprendimiento fallido38.

        b.1.3. Incentivar diversos mecanismos de “mentoring”, asesorías de negocios y apoyo para el
acceso a redes de conocimiento global para emprendedores, y extender el apoyo al emprendimiento
corporativo (corporate venture), generando estímulos para los ejecutivos que desarrollan proyectos y
garantías para la inversión.


       b.2. Fomentar el desarrollo de instituciones y espacios para el fortalecimiento de la
relación ciencia-empresa.

        b.2.1 Incentivar el desarrollo y la atracción de intermediarios tecnológicos para promover la
generación de nuevas empresas y otros negocios vinculados a descubrimientos y desarrollos originados en
universidades, centros científico-tecnológicos y empresas.
        Para ello, se propone promover la instalación en Chile de intermediarios (brokers)
tecnológicos privados que operen en mercados internacionales y desarrollar, con el apoyo
conjunto de Corfo y Conicyt, oficinas de transferencia tecnológica asociativas entre

35
   Esto obliga a que Corfo actúe como segundo piso, dando flexibilidad al administrador de capital semilla para manejar
una cartera de emprendimientos.
36
   Corfo ha sido exitoso en desarrollar fondos de capital de riesgo para fase de expansión y de private equity, pero debe
modificar los incentivos para generar adicionalidad.
37
   Se puede establecer la operación de sistemas de ventanilla única desarrollados en el marco de la Estrategia Digital.
38
   Esto significa que Corfo debería disminuir las exigencias respecto del cierre legal completo de la empresa quebrada
para dar inicio a los subsidios que den origen a un re emprendimiento.



                                                              Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 41
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Agenda de Innovación 2010-2020

  • 1. AGENDA DE INNOVACIÓN Y COMPETITIVIDAD 2010-2020 Marzo / 2010
  • 2. Este documento fue elaborado por el Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad y su Secretaría Ejecutiva. Santiago, marzo de 2010. Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 2
  • 3. Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 3
  • 4. PRINCIPALES SIGLAS USADAS EN ESTE DOCUMENTO AFD, Aporte Fiscal Directo ARDP, Agencia Regional de Desarrollo Productivo CFT, Centro de Formación Técnica CNIC, Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad CMI, Comité de Ministros de Innovación CNA, Comisión Nacional de Acreditación Dibam, Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos FIC, Fondo de Innovación para la Competitividad Indap, Instituto de Desarrollo Agropecuario Sence, Servicio Nacional de Capacitación y Empleo Corfo, Corporación de Fomento de la Producción Conicyt, Comisión Nacional de Ciencia y Tecnología CTi, sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación Ficer, Fondo de inversión de capital extranjero de riesgo Fondecyt, Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico Fondef, Fondo de Fomento al Desarrollo Científico y Tecnológico Fondap, Fondo Nacional de Desarrollo Científico en Áreas Prioritarias SNCCL, Sistema Nacional de Certificación de Competencias Laborales Fogape, Fondo de Garantía para Pequeñas Empresas Fogain, Fondo de Garantía a la Inversión I+D, Investigación y Desarrollo IFOP, Instituto de Fomento Pesquero Inapi, Instituto Nacional de la Propiedad Industrial IP, Instituto Profesional Mecesup, Programa de Mejoramiento de la Calidad de la Educación Superior OCDE, Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico PIAAC, Programa Internacional de Evaluación de Competencias en Adultos PIB, Producto Interno Bruto PTF, Productividad Total de Factores PYME, Pequeña y Mediana Empresa SNIC, Sistema Nacional de Innovación para la Competitividad SNITec, Sistema Nacional de Institutos y Centros Tecnológicos FNDR, Fondo Nacional de Desarrollo Regional GORE, Gobierno Regional SAG, Servicio Agrícola y Ganadero Sercotec, Servicio de Cooperación Técnica Sernapesca, Servicio Nacional de Pesca SEP, Sistema de Empresas Públicas TIC, Tecnologías de la Información y las Comunicaciones Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 4
  • 5. ÍNDICE Carta del Presidente …………………………………………………………………………………………….. 7 Resumen Ejecutivo ……………………………………………………………………………………………. 11 Introducción ……………………………………………………………………………………………. 21 I. Cuatro grandes avances de Chile en Innovación: 2005 - 2010 ……………………………………………………………………………………………. 27 II. Agenda de Innovación y Competitividad 2010-2020 ……………………………………………………………………………………………. 35 1. Innovación Empresarial 37 2. Ciencia para el desarrollo 47 3. Capital Humano 54 4. El rol de las universidades en el desarrollo del SNIC 61 5. Institucionalidad 67 Apéndice: Clusters y plataformas ……………………………………………………………………………………………. 73 Referencias Bibliográficas ……………………………………………………………………………………………. 93 Anexo: Evaluation Report of National Innovation Strategy for Competitiveness, Chile ……………………………………………………………………………………………. 97 Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 5
  • 6. Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 6
  • 7. CARTA DEL PRESIDENTE Durante los últimos dos años el Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad (CNIC) se ha abocado a dos tareas fundamentales: el diálogo amplio y permanente con los actores del sistema de innovación y la elaboración de la Agenda de Innovación y Competitividad 2010-2020. En 2008, el principal objetivo fue establecer un diálogo con los diferentes actores de la sociedad y del Sistema Nacional de Innovación para avanzar en el establecimiento de visiones compartidas sobre la Estrategia de Innovación y sobre el desafío de conseguir que Chile llegue al desarrollo hacia el 2021. En primer lugar, con el Comité de Ministros de Innovación, responsable de definir la Política Nacional de Innovación, y con los directivos de Corfo y Conicyt, principales agencias encargadas de llevar adelante dichas políticas. También con las autoridades regionales y los consejeros y directivos de las Agencias Regionales de Desarrollo Productivo (ARDP), lo que permitió una mayor convergencia entre la Estrategia Nacional de Innovación y las estrategias regionales de desarrollo productivo, lo mismo que entre el sistema nacional y los sistemas regionales de innovación. Una especial mención merece el fructífero intercambio con la comunidad científica y las autoridades universitarias, con quienes se avanzó en lograr un mutuo entendimiento de los pasos que es necesario dar para fortalecer la Tercera Misión de las universidades y la capacidad científica nacional. Con el sector empresarial, en tanto, el proceso ha sido más lento, pero, especialmente en los últimos meses, se ha logrado un diálogo más fluido sobre la vinculación entre productividad e innovación, un tema fundamental para el Consejo, ya que las empresas deben ser las protagonistas del proceso de innovación y es esencial comprender cómo los aspectos de entorno y las políticas públicas inciden en los incentivos a innovar de las compañías. En 2009 y el primer trimestre del 2010, en tanto, el Consejo se dio a la tarea central de elaborar la Agenda de Innovación 2010-2020 que ahora presentamos y que profundiza varios aspectos de la Estrategia, poniendo especial foco en cómo impulsar la innovación en las empresas para aumentar la tasa de crecimiento del país y así avanzar decididamente hacia una economía más basada en el conocimiento, la innovación y el capital humano de calidad. Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 7
  • 8. La Agenda –que se nutre de estudios, entrevistas y de las evaluaciones de avance de la estrategia hechas por el CNIC y por un panel internacional de expertos de países líderes en innovación (ver anexo)– fue aprobada luego de un intenso trabajo, del Consejo y su Secretaria Ejecutiva, para generar una visión concordada respecto de las prioridades para Chile en los próximos años. Quiero expresar a todos ellos mis más sinceros agradecimientos, porque su compromiso contribuyó de manera significativa al posicionamiento de la innovación como un eje estratégico para el desarrollo del país. Es necesario reconocer y valorar en este momento la convicción con que el gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet –que fortaleció y apoyó el trabajo de este Consejo– avanzó en el sentido de incorporar en las políticas públicas la prioridad de la innovación. Y estoy seguro de expresar el deseo del Consejo de que, para el nuevo gobierno, esta Agenda sea un aporte importante al diseño de políticas públicas que permitan crecer al ritmo que el país requiere para alcanzar el desarrollo. Sabemos que el esfuerzo de reconstrucción de la devastación generada por el terremoto constituye un enorme desafío para el país y para el Fisco. No obstante, la urgencia de corto plazo no debe esconder el hecho de que la economía chilena tiene pendiente encontrar una senda de crecimiento y desarrollo de largo plazo que, estamos convencidos, pasa por el impulso decidido de la innovación. De acuerdo a la opinión del panel de expertos internacional que ha evaluado los avances de Chile en innovación, la Estrategia y Agenda de Innovación constituyen un cuerpo coherente y adecuado de propuestas para contribuir a dichos objetivos. Sin embargo, el desafío está en generar la voluntad política de llevarlos a cabo y en la capacidad de implementación. Por ello, esperamos que el Ejecutivo decida incorporar un conjunto sustantivo de propuestas de la Agenda y que avance con decisión en su implementación. Finalmente, creo necesario rendir un homenaje póstumo al primer presidente del Consejo de Innovación, Edgardo Boeninger, quien, con su sabiduría y enorme capacidad de generar acuerdos, logró entregar al país en marzo de 2006 una propuesta con los lineamientos para una Estrategia Nacional de Innovación, la cual representaba el consenso de ámbitos tradicionalmente difíciles de conciliar y que, en buena medida, ha orientado las políticas de innovación de los años posteriores. Eduardo Bitran Colodro Presidente Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 8
  • 9. CONSEJO NACIONAL DE INNOVACIÓN PARA LA COMPETITIVIDAD PRESIDENTE Eduardo Bitran Colodro CONSEJEROS Celia Alvariño Vidal José Miguel Benavente Hormazábal Bruno Philippi Irarrázabal Ricardo Barrenechea Aguayo Álvaro Fischer Abeliuk Bernardita Méndez Velasco Ingrid Antonijevic Hahn Andrés Weintraub Prohorille Servet Martínez Aguilera Pilar Romaguera Gracia Germán Echecopar Koechlin Mauricio Medel Echeverría Jorge Allende Rivera, representante de universidades del Cruch Manuel Krauskopf Roger, representante de Universidades Privadas Marcelo Von Chrismar, representante de CFT e IP Hugo Lavados Montes, Ministro de Economía (*) Andrés Velasco Brañes, Ministro de Hacienda (*) Mónica Jiménez de la Jara, Ministra de Educación (*) Marigen Hornkohl, Ministra de Agricultura (*) INVITADOS PERMANENTES María Olivia Recart, subsecretaria de Hacienda (*) Jean Jacques Duhart, subsecretario de Economía (*) María Elena Boisier, presidenta de Conicyt (*) Carlos Álvarez Voullième, vicepresidente ejecutivo de Corfo (*) Orlando Jiménez, jefe de División de Innovación, Minecon (*) Sally Bendersky, jefa de División de Educación Superior, Mineduc (*) Gabriel Rodríguez, jefe de Div. de Ciencia, Tecnología y Energía, RR.EE. (*) Vivianne Villagrán, jefa de la División de Planeamiento, MOP (*) SECRETARIO EJECUTIVO Leonardo Mena Coronel El CNIC agradece a la Sra. Vivian Heyl Ch., presidenta de Conicyt hasta octubre de 2009, por el compromiso con las tareas del CNIC y su valioso aporte para elaboración de esta Agenda. (*) Los representantes del Ejecutivo participan en el Consejo sólo con derecho a voz. Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 9
  • 10. Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 10
  • 11. RESUMEN EJECUTIVO AGENDA DE INNOVACIÓN Y COMPETITIVIDAD 2010-2020 En este documento, el Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad identifica los ejes de acción estratégicos para la innovación que es necesario desarrollar en los próximos años y propone orientaciones para el mejoramiento continuo del sistema de innovación, incluidos los énfasis presupuestarios que puede ser necesario aplicar, en distintos momentos, para el desarrollo coherente y armónico de sus diferentes componentes. Estas orientaciones tienen un horizonte de análisis de largo plazo, que supera el espacio de acción de un gobierno, con el objetivo de que la innovación se constituya en un factor clave para aumentar la tasa de crecimiento de la productividad total de factores (PTF) y así contribuir a retomar un nivel de crecimiento superior al 5% anual, necesario para alcanzar el desarrollo hacia finales de la década. El Consejo ha llegado a la convicción de que el aumento de la PTF en los ’80 y ’90 es un fenómeno de cambio estructural producto de las reformas económicas que se llevaron a cabo desde mediados de los ’70, la reducción de la tasa de inflación, la caída del riesgo país a partir de 1990 y la eliminación de cuellos de botella en el sector infraestructura, entre otros. Pero este salto en la productividad tuvo un efecto de ganancia por una sola vez y por sí solo no permite mantener una dinámica de crecimiento a tasas elevadas en el largo plazo. Por ello, la Agenda de Innovación y Competitividad 2010-2020 se enfoca en definir prioridades de política en los tres pilares fundamentales de la Estrategia Nacional de Innovación, enfatizando que el objetivo último es promover la innovación empresarial y la diversificación productiva, siendo la ciencia, la tecnología y el capital humano factores fundamentales para lograr dicho objetivo en una perspectiva de mediano y largo plazo. Así, la propuesta del CNIC tiene como eje central el desarrollo o fortalecimiento de políticas que permitan transformar a las empresas en protagonistas del proceso de innovación, y generar con ello una inflexión en el crecimiento de la economía que debe contribuir a que el país alcance el desarrollo hacia 2021. Se ha puesto especial énfasis en identificar iniciativas que impliquen aumentos de la productividad a corto plazo y mediano plazo, sin que ello implique un menoscabo de las tareas de más largo plazo (en pilares y plataformas transversales) para asegurar el crecimiento sostenido del país. 1. Fortalecer la innovación empresarial Acercar a las empresas chilenas a la frontera tecnológica Una acción prioritaria de política pública con alto impacto potencial en el crecimiento de corto plazo es conseguir que un número relevante de las empresas nacionales se acerque a la frontera tecnológica, adquiera las mejores prácticas de gestión y cuente con capital humano Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 11
  • 12. con alta capacidad de absorción de tecnologías1. Este es el primer paso para desarrollar empresas que valoren el aporte de la innovación (partiendo por aquella más fácilmente disponible) y para contar en el futuro con una masa crítica de compañías que base su competitividad en la investigación y desarrollo (I+D) y en la aplicación de rutinas de innovación en todas sus dimensiones. Lo anterior requiere actuar simultáneamente sobre la oferta de difusión tecnológica y la demanda de las empresas. En el primer caso, fortaleciendo instituciones capaces de identificar las mejores prácticas y tecnologías internacionales, evaluar las brechas existentes en el país y luego adaptar y difundir las tecnologías más apropiadas. Por el lado de la demanda, en tanto, estimulando el interés de las empresas a través de esfuerzos asociativos, mediante asesorías especializadas, divulgación de ejemplos exitosos, subsidios a la capacitación y mecanismos de garantía para la adquisición de maquinaria y equipos especializados. Este esfuerzo puede estar también asociado a la recuperación post terremoto de la capacidad productiva de las empresas de menor tamaño relativo y generar resultados en los próximos cinco años con gran impacto en el crecimiento. Desarrollar el ecosistema para la innovación empresarial Más allá del primer paso de acercar a las empresas chilenas a la frontera tecnológica, la tarea de fortalecer la innovación en el país en un horizonte de mediano y largo plazo requiere el desarrollo de un verdadero ecosistema para la innovación. Esta es la segunda línea de acción propuesta por el Consejo para este pilar de la Estrategia, lo que implica –además de promover el desarrollo de las mejores condiciones de entorno posibles para el desarrollo de los negocios– abordar, simultáneamente, el estímulo a la generación de nuevas empresas innovadoras y el desarrollo de rutinas de innovación al interior de las empresas, estimulando especialmente la I+D. Promover el emprendimiento innovador es fundamental para el descubrimiento de nuevas áreas dinámicas con ventajas para el país y, por lo tanto, para la diversificación productiva de la economía. Para ello, se requiere que el ecosistema de innovación apoye el surgimiento y desarrollo de emprendedores y sus proyectos mediante acciones tan diversas como: cambios curriculares en la formación superior (en particular en ingeniería y ciencias) para desarrollar habilidades e interés por el emprendimiento; acceso a asesorías y mentoring para emprendedores; mayor desarrollo de la transferencia de conocimiento desde las universidades de modo de multiplicar los spin offs tecnológicos; creación de institutos, parques tecnológicos e incubadoras para fortalecer la relación universidad-empresa y el acceso a redes globales de innovación; y, por cierto, el fortalecimiento de los mecanismos de financiamiento del emprendimiento, entre otros. En este último ámbito el país ha avanzado rápidamente durante los últimos años con la generación, en Corfo, de instrumentos de apoyo a incubadoras, redes de inversionistas ángeles y fondos de capital de riesgo. Es posible, sin embargo, avanzar mucho más en orientar los estímulos al financiamiento hacia mecanismos de apoyo a inversionistas ángeles, administradores especializados de capital semilla y de capital de riesgo tecnológico y/o de fase temprana. 1 McKinsey Global Institute (2009). Chile x 2: La productividad nos puede llevar a duplicar el crecimiento y mejorar el bienestar de Chile. Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 12
  • 13. Como segundo foco de acción para la construcción de este ecosistema es necesario promover la generación de rutinas de innovación como práctica de gestión habitual en las empresas, lo que se traduce en que éstas, así como invierten en capital físico, puedan hacerlo también –y en condiciones similares– en capital humano, actividades de I+D e innovación. En este ámbito se requiere favorecer la creación de capacidades de gestión tecnológica y de innovación al interior de las empresas promoviendo, por ejemplo: la incorporación de personal con formación de posgrado en ciencias e innovación tanto en la PYME como en las grandes empresas. Junto con ello es necesario también mejorar los mecanismos de garantías para la adquisición de tecnología, en particular el financiamiento de activos intangibles; fortalecer y hacer más expedito el financiamiento de proyectos de innovación en medianas y grandes empresas y apoyar aun más el desarrollo de la I+D en las empresas. Por último, se deben sumar a este esfuerzo acciones orientadas a animar y estimular el interés y el conocimiento de los empresarios del impacto de la innovación en el desarrollo de los negocios. Para fomentar el desarrollo de la I+D es crucial, además de apoyar la demanda de las empresas, fortalecer también los vínculos entre las empresas y los oferentes de I+D y conocimiento, lo que contribuirá, además, a aumentar el flujo de emprendimientos (deal flow) con mayor contenido tecnológico y de innovación2. La experiencia de los países de la OCDE indica que para generar un salto en la inversión privada en I+D se requiere primero un incremento significativo del gasto público en dicha área, esfuerzo que debe estar especialmente orientado a generar las capacidades de transferencia de conocimiento y desarrollo tecnológico que estimulen la demanda empresarial por I+D. Esta constatación, junto con el bajo nivel que muestra la inversión privada en este ámbito, sustentan que el Consejo recomiende hoy que la meta de llevar el gasto público en I+D al 0,7% del PIB se alcance ya no en 2021, como se había planteado en la Estrategia de Innovación, sino cuatro años antes, en 2017. Para lograrlo, se requiere un incremento del gasto público levemente superior al 9% por año3. Apuntando a esta nueva meta, el Consejo estima necesario fortalecer el desarrollo de la Tercera Misión en las universidades y crear mecanismos especializados de valoración del conocimiento y la tecnología que se genera en estas instituciones, sumando a ello el fortalecimiento de centros de interfase de desarrollo tecnológico que permitan incorporar conocimiento a los sectores productivos y facilitar el emprendimiento innovador. En esta dirección, se aprobó recientemente en Corfo un programa para el desarrollo de unidades de transferencia y comercialización de tecnologías de carácter asociativo en universidades que debe ser puesto en marcha en el corto plazo, junto con el fortalecimiento del sistema de institutos tecnológicos públicos. Este esfuerzo debe reconocer la necesidad de aprovechar al máximo los modelos de open innovation, donde las capacidades y conocimientos locales complementan y se integran con tecnologías y esfuerzos disponibles a escala mundial. Por último, un mecanismo que debe revisarse es el incentivo tributario a la contratación de I+D, el cual debe también promover la creación de capacidades al interior de las empresas. Para ello se propone extender este beneficio a actividades de desarrollo y empaquetamiento tecnológico que se realicen en la empresa. 2 El surgimiento de una industria vibrante de capital de riesgo privado requiere como condición previa una masa crítica de empresas innovadoras con alto potencial de crecimiento. 3 Esta estimación considera un crecimiento del PIB de 5% anual. Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 13
  • 14. Desarrollo de verdaderos clusters de innovación La tercera línea de acción central de la Agenda en materia de innovación empresarial dice relación con la generación de dinámicas de innovación y mecanismos de acumulación de conocimiento relevante en sectores estratégicos (aquellos donde el país tiene ventajas comparativas, alto potencial de crecimiento y déficit de capital social) con el fin de generar verdaderos clusters de innovación en torno a ellos. Este esfuerzo, que constituye la base de la política de desarrollo de clusters, es fundamental (junto con el desarrollo del ecosistema para la innovación) para generar una mayor diversificación y sofisticación productiva en el país. En el marco de esta política, será muy relevante a futuro promover un esfuerzo de los actores privados por identificar las brechas de productividad y fallas de coordinación –especialmente en las dimensiones de innovación–, además de los requerimientos específicos en términos de capacidades científicas y capital humano. Por otra parte, los clusters de recursos naturales en que Chile posee una participación de mercado relevante a nivel mundial generan una demanda sofisticada por bienes y servicios, los que pueden rápidamente orientarse a mercados externos. La Agenda avanza en la identificación, junto con los actores privados, de las demandas derivadas de los diferentes sectores definidos en la política de clusters, las que, agregadas, permite comenzar a identificar sectores emergentes de mayor sofisticación y nivel tecnológico que es necesario potenciar a través de la política de clusters. 2. Generar capacidades de ciencia con orientación estratégica Como plataforma que sustente la innovación y el desarrollo nacional, Chile debe persistir en su esfuerzo de generación de capacidades científicas, tanto por la vía de la formación de capital humano avanzado como por el fortalecimiento de la actividad científica. Esto implica apoyar la investigación de excelencia, perseverando con un crecimiento del gasto en esta área por sobre la tasa de crecimiento del PIB (aumentando con ello el volumen de proyectos de investigación y programas colaborativos que se financian), pero poniendo un especial foco en fortalecer la actividad y la generación de capacidades en áreas científicas y tecnológicas vinculadas a la resolución de los desafíos estratégicos del país en materia social y productiva. En los últimos años se ha avanzado en el sentido de orientar la investigación hacia las necesidades productivas y sociales, no obstante todavía estamos lejos de los estándares de los países desarrollados. Por ello, es urgente que Conicyt incorpore explícitamente criterios de pertinencia e impacto, además de los de excelencia, en la asignación de recursos a programas científicos colaborativos. El rol del Estado es especialmente necesario en esta etapa en que todavía no despega el esfuerzo privado de I+D con el fin de generar, con un enfoque multidisciplinario, el conocimiento relevante para la solución de problemas del sector productivo que no pueden resolverse sólo con la importación de tecnología. Junto con ello, es necesario también reducir la fragmentación y las deficiencias de coordinación en el financiamiento de la ciencia y del capital humano avanzado. Una medida central en este sentido es fusionar la Iniciativa Científica Milenio de Mideplan con los programas colaborativos de Conicyt; pero, además, se debe además coordinar el apoyo de Mecesup y Conicyt para la creación de capacidades científicas en las universidades, junto con Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 14
  • 15. delimitar claramente los ámbitos de acción de Fondef y Corfo en materia de apoyo a la investigación de carácter pre competitivo. También es fundamental que los programas de capital humano avanzado en el extranjero se integren con el esfuerzo de formación en el país y que este esfuerzo conjunto sea coherente con las capacidades de absorción de nuevos investigadores que tenga el sistema de innovación. Ello implica, entre otras medidas, generar mecanismos más expeditos de inserción de graduados en el sistema, especialmente en las empresas, y promover la renovación del personal académico en las universidades, especialmente las tradicionales. Por último, es necesario promover un sistema balanceado de financiamiento de la actividad científica en varios aspectos. Por una parte, es central asegurar un crecimiento sostenido del financiamiento de proyectos individuales, especialmente para investigadores que inician su carrera. En segundo lugar, se requiere seguir fortaleciendo la investigación colaborativa, poniendo especial atención en los grupos de tamaño intermedio (los que han visto decrecer su participación en el presupuesto de ciencia base en los últimos años) y siendo más selectivo en el desarrollo de centros de excelencia con financiamiento de base, asegurando masas críticas y mayor orientación a los desafíos estratégicos del país. En tercer lugar, el sistema debe hacerse cargo efectivamente de los costos indirectos de la actividad científica, mejorando los mecanismos de financiamiento basal e incrementando los overheads asociados a proyectos. 3. Desarrollar capital humano de calidad en todos los niveles Responder adecuadamente a los desafíos de la globalización y de la Economía del Conocimiento y avanzar hacia un mayor crecimiento y equidad son tareas que dependen, en esencia, de la capacidad de las personas para resolver nuevos problemas mediante el ejercicio de conocimientos, competencias y habilidades adquiridas, elevando su productividad y calidad de vida. Sin desconocer la enorme importancia que tiene el mejoramiento de las competencias que entrega la educación básica y media y entendiendo que esta es una preocupación central en el país4, el foco del Consejo en materia de capital humano está en la educación terciaria y la capacitación (además de la formación de postgrado y la atracción e inserción en la academia y la empresa, que se analiza en conjunto con los desafíos en materia de ciencia). Cabe señalar que cuando se compara al país en estas áreas, se observan aquí quizás los mayores déficits, incluso en relación con naciones latinoamericanas: por ejemplo, en el número de ingenieros y capital humano avanzado que trabajan en la empresa, donde Chile está por debajo de Brasil, Argentina y México (en relación al tamaño de la población). Una de las tareas fundamentales para contar con la cantidad y calidad de capital humano que el país requiere, estriba en el desarrollo de un sistema de formación a lo largo de la vida que asegure acceso, calidad y pertinencia de la formación que permita a cada individuo trazar sus propios itinerarios formativos en función de sus intereses y oportunidades, 4 Chile es líder en América Latina, de acuerdo a los resultados de la prueba PISA, pero está muy distante de los países de la OCDE. Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 15
  • 16. permitiendo, además de mayor crecimiento, un mejor espacio para la realización personal y profesional. En este sentido, el desarrollo de un marco de cualificaciones para la educación terciaria que adopte la lógica de competencias, que responda a los requerimientos del mundo del trabajo, se suma a la necesaria articulación entre los diferentes niveles formativos como elementos fundamentales que contribuyen a mejorar sustancialmente la calidad e impacto del esfuerzo que el país seguirá haciendo en este ámbito. El aseguramiento de la calidad de la oferta de formación y de capacitación es una tarea en la cual todavía hay que invertir muchos esfuerzos. Y esto pasa tanto por un ajuste de los estándares que se utilizan en el país (que deben ser pertinentes a los diferentes niveles de educación y acercarse paulatinamente a las más altas exigencias internacionales) como por un apoyo al desarrollo de la oferta. Este compromiso con el mejoramiento de la calidad de la educación debe ir acompañado por la modernización y fortalecimiento de los sistemas de información –que incluyan mediciones de resultados (output) y no tan solo de insumos (input)– que hagan más transparente un mercado con importantes asimetrías de información pero que es esencial para que el país cuente con capital humano más adecuado y pertinente a las necesidades de los sectores productivos y del país, en general. En este sentido, el aumento de cobertura de la educación terciaria sigue siendo un objetivo muy importante. Previo al terremoto, se estableció como meta llegar al 60% de cobertura de educación terciaria hacia el 2015 y, aunque las necesidades de reconstrucción de infraestructura limitarán la extensión de financiamiento a la demanda de educación terciaria, el Consejo estima que esta exigencia debe mantenerse en términos muy similares a los planteados en la Estrategia de Innovación, aunque es posible diferir su cumplimiento en uno o dos años. En cualquier caso, el esfuerzo por alcanzar una mayor cobertura en formación terciaria debe considerar un mayor énfasis en la formación técnico-profesional y en la inclusión de segmentos de menores ingresos al sistema. Para ello, es necesario fortalecer las becas para los tres quintiles de menores ingresos y el crédito con aval del estado para los cuatro quintiles de menores ingresos, sin discriminar en contra de los institutos profesionales y centros de formación técnica, como sigue ocurriendo en la actualidad. Junto con ello, se requiere modificar los beneficios a la capacitación, con el fin de orientar los subsidios o franquicias hacia los segmentos de empresas de menor tamaño y el desarrollo de competencias laborales que aumenten la empleabilidad de los trabajadores en lugar de atender a la solución de demandas específicas (altamente apropiables) de las empresas. 4. Fortalecer el desarrollo de la Tercera Misión en las universidades La Agenda de Innovación y Competitividad aborda de manera especial la contribución que las universidades pueden hacer al desarrollo económico del país (o Tercera Misión) bajo la convicción de que estas instituciones pueden y deben transformarse en verdaderos protagonistas y catalizadores de un proceso de transformación productiva que implica una inflexión a una economía más basada en el conocimiento y la innovación. Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 16
  • 17. En este sentido, se debe partir por generar un conjunto de indicadores de impacto más adecuados a este objetivo que contribuyan, en la medida que se utilicen para la asignación de recursos públicos, a establecer incentivos para las universidades y sus académicos consistentes con el cumplimiento de la Tercera Misión. Simultáneamente se deben fortalecer, a través de Mecesup, los procesos de planificación estratégica en las universidades, con el fin de que definan su rol en el sistema y, de acuerdo a ello, desarrollen sus esfuerzos de formación e investigación con un adecuado énfasis en la valorización del conocimiento y la tecnología. Esta propuesta supone avanzar en una serie de cambios sustantivos de los sistemas de financiamiento universitario, tema que está pendiente desde hace ya varios años en el país. La principal modificación propuesta por el Consejo es que los recursos que hoy se asignan al financiamiento basal directo a las universidades del Consejo de Rectores se deben reasignar a Conicyt (financiamiento institucional de grupos o centros) y Mecesup (creación de capacidades) y deben estar disponibles para todas las universidades acreditadas. De este modo, el financiamiento de base no se asignará por razones históricas, sino en base al aporte de cada universidad a la generación de bienes públicos. Respecto de las universidades de propiedad del Estado, es necesario reconocer que se requiere un mayor nivel de rendición de cuentas respecto de los objetivos que les son propios. La opinión del Consejo es que, para ello, se deben modificar, en primer lugar, los gobiernos corporativos de estas instituciones, permitiendo que los consejos directivos, en los cuales debería tener mayor ingerencia el Estado nacional o regional, nombren a las autoridades de la universidad, reduciendo con ello los riesgos de captura. Esta mayor exigencia, sin embargo, debe ir acompañada de un estatus jurídico más flexible (que elimine las trabas burocráticas a su operación) y de un acuerdo de financiamiento institucional basal entre cada institución y el Estado, sujeto a un contrato de desempeño vinculado a la producción de bienes públicos definidos explícitamente. Más aun, es reconocido que, dadas las exigencias que el mercado global educacional impone actualmente, existen universidades estatales de carácter regional que no son viables en el largo plazo, ya que no cuentan con las masas críticas y escala necesarias para ello. Al respecto, el Consejo plantea que es posible incentivar procesos de fusión con criterios meso regionales5 que permitan mantener un esfuerzo por asegurar formación e investigación de alto nivel en las regiones. 5. Consolidar una institucionalidad para la innovación Sobre la base de los avances alcanzados en los últimos años, Chile requiere seguir consolidando una institucionalidad que permita al Estado responder de manera oportuna y armónica a los desafíos que impone el desarrollo de la innovación, teniendo siempre como objetivo final que el sector privado maximice su potencial y contribuya, de esa forma, al crecimiento y el desarrollo del país. Se requiere, por lo tanto, de una institucionalidad que promueva el desarrollo de los pilares y plataformas horizontales de la Estrategia de Innovación junto con facilitar la vinculación del sistema de innovación con los requerimientos específicos 5 El Consejo entiende como meso región el territorio que presenta condiciones productivas similares que permiten alcanzar economías de escala y de ámbito en la generación de capacidades de innovación. Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 17
  • 18. de los sectores productivos para permitir el desarrollo de clusters de innovación y con ello el crecimiento del país y sus regiones. Para contar con una visión de largo plazo para el desarrollo del Sistema de Innovación se requiere estructurar el Consejo Nacional de Innovación como una entidad creada por ley con razonable independencia respecto del gobierno, que es el responsable de definir e implementar las políticas de innovación. También es fundamental, para darle coherencia a la definición de políticas e implementación de éstas, consolidar el Comité de Ministros de Innovación (CMI), otorgando a esta instancia la responsabilidad de proponer la asignación presupuestaria para el conjunto del Sistema Nacional de Innovación, lo que equivale a alrededor de un 0,9% del PIB. Asimismo, se requiere que el Presidente de la República entregue un mandato claro de conducción al Ministro de Economía6 y al Comité de Ministros para asegurar la coordinación del Sistema Nacional de Innovación. En este nivel, en particular, es evidente la falta de conducción del subsistema de Educación Superior y Ciencia, por lo que el Consejo insiste en la necesidad de crear una subsecretaría responsable de este ámbito en el Ministerio de Educación; y junto con ello, es necesario sumar al Ministerio del Trabajo en el CMI, con el fin de asegurar la coordinación al más alto nivel de las políticas de capital humano. Fortalecer la gobernabilidad de Corfo y Conicyt es también una tarea que es necesario asumir en los próximos años. Para ello, el Consejo ha propuesto mejorar los gobiernos corporativos de estas instituciones con el establecimiento de consejos directivos encabezados respectivamente por los ministros de Economía y Educación, y con participación de representantes independientes y de los stakeholders más relevantes para cada agencia. En tanto, con el fin de fortalecer los sistemas regionales de innovación y reforzar la vinculación entre la Estrategia Nacional de Innovación y las Estrategias Regionales de Desarrollo, es fundamental rescatar la experiencia de las Agencias Regionales de Desarrollo Productivo (ARDP) y transformarlas en entidades de orientación estratégica equivalentes al CNIC en las regiones. Además, a partir de las recomendaciones estratégicas de las ARDP se debe promover el uso de convenios de programación (que comprometan financiamiento de mediano plazo, complementando recursos regionales con recursos de las agencias nacionales) para la creación de capacidades regionales o meso regionales, especialmente en ciencia, tecnología y capital humano. Finalmente, el Consejo reitera que es necesario dar una conducción coherente al sistema de institutos tecnológicos del Estado, para lo cual se propone generar una estructura de gobierno similar a la del Sistema de Empresas Públicas, con la creación del SNITec (Sistema Nacional de Institutos Tecnológicos Públicos), que apoye a los ministerios sectoriales en el control de gestión y en la definición de las tareas y el financiamiento de estas instituciones, las que deben estar principalmente orientadas a la generación de bienes públicos relevantes para el Sistema Nacional de Innovación. 6 El Consejo coincide con la propuesta del Consorcio para la Reforma del Estado, en cuanto a que se requiere que la Secretaría General de la Presidencia se fortalezca para hacer el seguimiento de este mandato presidencial. Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 18
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  • 20. Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 20
  • 21. INTRODUCCIÓN El reto de crecer para alcanzar el desarrollo Al momento de presentar la Estrategia Nacional de Innovación para la Competitividad, en 2007, el CNIC planteó que Chile podía ponerse la meta de alcanzar el desarrollo en 2021 y llegar a un ingreso per cápita de US$ 25 mil al año, consiguiendo con ello el nivel de desarrollo que hoy tienen países como Nueva Zelandia y España7. Este desafío, aunque abordable, era y sigue siendo muy exigente, ya que significa crecer a una tasa sobre el 5% anual por un período prolongado, superando la tendencia de los últimos diez años (1998- 2008) en los que el país ha reducido su crecimiento a alrededor de un 3,5% anual, la mitad de lo logrado en la denominada Década de Oro (1986-1998). La descomposición de las cifras de crecimiento muestra que la contribución de la acumulación de capital se ha mantenido relativamente estable en los últimos 20 años y que el aporte del factor trabajo se ha ajustado a niveles propios de un país con tasas más bajas de desempleo8. Sin embargo, la Productividad Total de Factores (PTF)9, que fue el gran motor de crecimiento de la economía chilena en los ’90, ha caído fuertemente, volviendo a los niveles históricos previos a 199010. Y este dato es, sin duda, preocupante, ya que la PTF es pieza fundamental en el crecimiento del país, si se pretende dar el salto al pleno desarrollo a inicios de la próxima década. En opinión del Consejo de Innovación, el aumento de la PTF por sobre la media histórica en los ’90 se basó principalmente en un fenómeno de cambio estructural que generó 7 Los niveles de ingreso se expresan en dólares a paridad de poder de compra (PPP). 8 Se explica por la significativa reducción del desempleo a fines de los ’80 y principios de los ’90. 9 Se entiende la PTF como aquella parte del crecimiento que no puede ser explicada por el aporte de los factores tradicionales: capital y trabajo. 10 De acuerdo al último informe de la OCDE sobre la economía chilena, la PTF bajó su contribución desde 2,05% (1986- 1997) a un -0,35% (1998-2008). Sin embargo, esta cifra está influida por factores transitorios muy relevantes, como las dos recesiones y el triple shock energético que el país debió enfrentar en el período 1998-2008. Si se despejan esos efectos transitorios, Chile estaría hoy con tasas de incremento de productividad más similares al promedio histórico, en torno al 0,5%. Esta cifra es coincidente con las estimaciones sobre PIB tendencial que el Panel de Expertos convocado por el Ministerio de Hacienda entrega para la elaboración del Presupuesto Nacional. Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 21
  • 22. ganancias por una sola vez11. Varios estudios muestran que durante la Década de oro no se produjeron incrementos significativos de productividad al interior de las empresas12, o dicho de otra manera, que el crecimiento de la economía durante ese período no se sustentó en una dinámica de innovación o de sofisticación productiva basada en el conocimiento y la calidad del capital humano, sino en un conjunto de cambios estructurales que, si bien permitieron al país aprovechar mejor sus ventajas en recursos naturales, no asentaron una dinámica sostenida de crecimiento de la productividad13. Y, aunque es cierto que el país tiene pendientes reformas importantes –por ejemplo en materia de modernización del Estado, promoción de la competencia o flexibilidad microeconómica14– es necesario reconocer que se trata de ganancias por una sola vez o bien de ajustes más complejos y más difíciles de implementar que no aseguran por sí solos aumentos adicionales de la PTF suficientes para crecer en forma sostenida a tasas superiores al 5%15. Chile debe moverse hacia una economía basada en el conocimiento El CNIC comparte la convicción de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en cuanto a que la innovación es una de las mejores herramientas para enfrentar los desafíos sociales y globales que enfrentan hoy las naciones y se erige, sin duda, como la vía para que las economías avanzadas y emergentes creen empleo y consigan un crecimiento de largo plazo sustentable basado en la generación, aplicación y difusión del conocimiento16. 11 En ese período se produjo la maduración de un conjunto de reformas macroeconómicas aplicadas en los ’70 y ’80 y, además, la estabilización del sistema bancario y financiero, lo que permitió la reasignación eficiente de recursos hacia las áreas más productivas de la economía. Además, la democratización exitosa –junto con consolidar una creciente estabilidad social e institucional– permitió reducir las tasas de descuento en el país, lo que, entre otros efectos, se tradujo en altos flujos de inversión extranjera y en una fuerte y sostenida reducción de la inflación. A todo ello se pueden agregar otros cambios relevantes, como la incorporación de inversión privada a la infraestructura (puertos y carreteras), los servicios básicos (agua) y la desregulación en telecomunicaciones que generaron fuertes aumentos de productividad y la incorporación de tecnologías de información que permitió aumentos de productividad en sectores de servicios. 12 En Bartelsman, Haltiwanger y Scarpetta (2004) y Bergoeing y Repetto (2006). 13 El aumento de productividad intrasectorial en los sectores de recursos naturales a los cuales se reasignaron recursos muestra una rápida declinación en los últimos años, señalando un relativo agotamiento de una estrategia basada en la producción de commodities intensiva en recursos naturales. Agosín y Price (2008) muestra el estancamiento de la diversificación exportadora con un índice de Herfindahl-Hirschmann estancado en 0,26. Fuentes (2010) muestra cambio estructural de la productividad laboral en los sectores de recursos naturales en la década pasada, en todos los casos la productividad laboral se reduce en los sectores de recursos naturales, mientras que se mantiene estable en los sectores de servicios. Una discusión detallada de las razones que podrían explicar el cambio de tendencia de la productividad se presenta en el documento de referencia sobre “Crecimiento, productividad e innovación”. 14 La flexibilidad microeconómica depende de cuatro factores: la flexibilidad laboral es uno de ellos, no cabe duda; pero también cuentan de manera muy importante las competencias laborales (porque se necesitan trabajadores con versatilidad para responder a los cambios del mercado), el acceso a financiamiento (porque se requiere inversión para modificar la orientación productiva) y las facilidades para la salida y quiebra de empresas y para la transferencia eficiente del capital y otros activos a sectores dinámicos. 15 Caballero, Engel y Micco (2004) indican que si Chile alcanzara el nivel de flexibilidad microeconómica de Estados Unidos podía aumentar en un 0,3% el crecimiento económico. En tanto, la modernización del Estado hasta niveles similares al promedio de los países de la OCDE, podría elevar de US$ 15.000 a US$ 20.000 el PIB per capita del país, según el Consorcio de la Modernización del Estado. 16 OCDE 2009. Interim Report on the OECD Innovation Strategy. An agenda for policy action on innovation. Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 22
  • 23. Chile debe hacer frente hoy al reto de elevar la PTF marcando una inflexión hacia la Economía del Conocimiento, aumentando decididamente la productividad de las empresas, especialmente a través de innovaciones de procesos y gestión, y fortaleciendo la diversificación exportadora más allá de los recursos naturales, fundamentalmente por la vía de innovaciones de modelos de negocios y productos. Más aun, en un contexto global marcado por las exigencias que se derivan de temáticas como el cambio climático, la seguridad alimentaria, el cuidado de la salud o el respeto por el medioambiente, se hace más urgente la incorporación de conocimiento a la economía y en especial a la producción de bienes que tienen como destino los mercados internacionales más sofisticados y más competitivos. El desafío que el país tiene por delante es enorme y es necesario reconocer que se parte desde una base baja, incluso por debajo de lo que el nivel de ingreso per cápita nacional permitiría esperar: en efecto, el esfuerzo de innovación empresarial en Chile sigue siendo muy débil17 al tiempo que el proceso de diversificación productiva ha perdido el vigor que mostró en la década de los 9018. Una explicación para este fenómeno puede encontrarse en factores culturales, especialmente en la existencia en el país de una comunidad empresarial que se ha orientado preferentemente a actividades basadas en recursos naturales generadoras de rentas económicas y que no ha visto en la tecnología y la innovación un elemento central de sus estrategias de negocios19. Otra respuesta posible es que el país no cuenta aún con las suficientes capacidades y competencias que se requieren para saltar a una economía más sofisticada20. La visión del Consejo –que de alguna manera contiene a las anteriores– es que, de no mediar una crisis profunda, una inflexión como la que Chile requiere se debe desarrollar como un proceso gradual basado en el continuo mejoramiento y evolución del Sistema Nacional de Innovación (SNIC)21 y en el fortalecimiento tanto de sus componentes como de la interacción entre ellos, en especial el vínculo entre ciencia, formación y demandas de los sectores productivos, así como la conexión con el conocimiento global que permite generar importantes aumentos de productividad a través de la transferencia y difusión de tecnología. En este sentido, ha sido clave para el Consejo entender la innovación más allá de lo tecnológico, incluyendo también las innovaciones de gestión, comercialización o diseño, lo que obliga a estudiar las necesidades del sistema de innovación más allá de las capacidades para la I+D, debiendo analizar también las competencias genéricas y específicas de profesionales y técnicos y las capacidades gerenciales y aspectos organizacionales de las 17 La Encuesta de Innovación (a 4.000 empresas) muestra que el porcentaje de empresas que hace innovación en cualquiera de sus modalidades bajó de 38% (2004) a 32% (2006) y a alrededor de 30% (2008). 18 La medición de diversificación de exportaciones de Chile se mantiene con pequeñas variaciones a la baja en esta década. El índice de Herfindahl-Hirschmann se mantiene casi constante alrededor de 0,26, además, el número de bienes exportados disminuye (a tres dígitos CIIU). El nivel de diversificación exportadora de Chile es menor que el de países como Perú, Costa Rica, Uruguay, Guatemala y entre dos y tres veces menor que Brasil, México y Argentina, todos estos países con abundancia de recursos naturales. 19 OCDE (2007). Estudios de la OCDE sobre Política de Innovación: Chile. 20 Haussmann y Klinger (2007) Structural Transformation in Chile. 21 Red de agentes y sus interacciones que están directa o indirectamente relacionados con la introducción y/o difusión de nuevos productos y nuevos procesos en una economía. Esta red está constituida no sólo por los agentes públicos, los que pueden desarrollar o financiar la innovación, sino que también por todos aquellos que participan en las diferentes etapas de dicho proceso innovativo en el ámbito privado. En Consejo Nacional de Innovación (2006), Lineamientos para la Estrategia Nacional de Innovación. Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 23
  • 24. empresas, además de otros elementos de entorno de negocios y culturales que pueden resultar fundamentales para el fortalecimiento de la innovación. El fortalecimiento de la innovación requiere de un enfoque sistémico La principal dificultad para la construcción de este Sistema Nacional de Innovación radica en el hecho de que la innovación es un fenómeno complejo, sistémico, que depende de la confluencia de muchos factores y protagonistas, de las relaciones que se dan entre ellos y de las capacidades e infraestructuras que en conjunto facilitan el proceso. Las empresas son los protagonistas de la innovación, pero el desarrollo de un sector empresarial dinámico e innovador requiere que el Estado cree un marco apropiado que asegure estabilidad macroeconómica y social, que promueva la competencia en los mercados, que estimule la inversión de las empresas en innovación y que, cuando sea necesario, entregue apoyo directo para que éstas puedan enfrentar los altos riesgos y costos de innovar. Requiere también la combinación virtuosa de los esfuerzos por generar, transmitir y usar conocimiento con las necesidades del mundo productivo y del resto de la sociedad. Y, sin duda, necesita de una población con las capacidades y las competencias para participar de la innovación, para usar y adaptar tecnologías, para aprender constantemente y adaptarse a los incesantes cambios del mundo y del mercado laboral. Todo lo anterior obliga a que, para fortalecer la innovación, se requiera de una estrecha alianza público-privada y de la creación de capital social entre privados, especialmente en sectores exportadores, donde la competitividad es sectorial o del cluster y la competencia es con el resto del mundo. En este sentido, la cooperación, la asociatividad y el trabajo en redes nacionales y globales, en la lógica de la innovación abierta, son claves para Chile: en un mundo cada vez más complejo, que está en permanente cambio y que genera conocimiento a una velocidad sin igual en la historia, es fundamental la vinculación y complementación de las empresas e instituciones de investigación nacionales con las fuentes de conocimiento globales. Es por todo ello que el Consejo ha entendido el desarrollo del Sistema de Innovación como un proceso evolutivo que toma tiempo y que no tiene atajos, que necesita de la participación y el compromiso de los diversos actores, que exige reflexión y espacio para el aprendizaje –tanto de la propia experiencia como del ejemplo de otras naciones, especialmente aquellas con economías similares a la chilena–, que demanda evaluaciones permanentes que permitan ajustar las acciones y las políticas públicas, pero por sobre todo, que requiere de diálogo, visión compartida y mirada estratégica de mediano y largo plazo que marque el rumbo, que plantee objetivos y metas y que oriente la construcción de capacidades. Una dosis de selectividad La Estrategia de Innovación impulsada por el Consejo ha propuesto que la acción del Estado conjugue las fortalezas provenientes de las políticas públicas neutrales con la necesidad de incorporar en la acción pública criterios de selectividad, los que deberán surgir de un análisis técnico tanto de las potencialidades de la economía nacional como de las trabas o Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 24
  • 25. falencias que el país presenta para desarrollarlas, buscando reducir o contrarrestar la contaminación por la presión de grupos de interés. Esta opción por la selectividad –que el Consejo propone hacer “en el margen”, aprovechando los incrementos de recursos que año a año suma el sistema– impone al Estado y a los privados importantes desafíos de articulación y colaboración en la definición de prioridades y en la implementación de las políticas. Para ello es fundamental contar, en el más alto nivel del Ejecutivo, con una autoridad responsable de coordinar las políticas y supervisar la implementación de éstas. Una dimensión de esta selectividad se materializa en la política de clusters. Tal como ha recomendado la OCDE, el Consejo ha propuesto que en la transición hacia un mayor crecimiento impulsado por la innovación, Chile debe comenzar por aprovechar sus fortalezas mediante el fortalecimiento de clusters incipientes (principalmente basados en recursos naturales), con el fin de desarrollar prácticas innovadoras que ayuden a transformar en ventajas dinámicas las actuales ventajas estáticas de la economía chilena. Ello implica incentivar tanto el desarrollo de nuevas actividades –para incorporar productos con alto valor agregado a la base exportadora– como la mejora de productos y servicios originalmente enfocados a los clusters de recursos naturales para acceder con ellos a mercados más exigentes, donde el conocimiento y las capacidades de innovación (y no la escala u otro factor exógeno) constituyan una ventaja para el país. La propuesta del Consejo de Innovación apunta a desarrollar esfuerzos especiales para incentivar fuertemente el desarrollo empresarial, la formación de capital humano y la investigación en aquellos sectores que son promesa de un mayor desarrollo y de un fuerte impacto en innovación, como, por ejemplo, son hoy la acuicultura y la minería o la naciente oportunidad, basada en las tecnologías de la información, para ofrecer desde Chile servicios profesionales de alto valor a empresas localizadas más allá de nuestras fronteras. Una segunda dimensión de esta selectividad propuesta por el Consejo se traduce en el requerimiento de que una parte importante del financiamiento público de la ciencia apoye a la investigación orientada por prioridades estratégicas nacionales, incluyendo entre ellas tanto aquellas que surgen de los sectores productivos identificados en la política de clusters, como otras provenientes de otras actividades económicas del interés general de la sociedad, desde aspectos geopolíticos hasta preocupaciones como la salud o la educación. Preocupación por el crecimiento de largo plazo La OCDE advierte hoy, a propósito de la crisis económica global, que la coyuntura genera el riesgo de que se adopten decisiones de política y presupuestarias que no son las óptimas en el mediano plazo, y que podrían perjudicar tanto la innovación como la prosperidad futura. Esta recomendación es válida también para Chile no sólo a raíz de la crisis económica, sino también por las lamentables y devastadoras consecuencias del terremoto del pasado 27 de febrero. Así, aunque la reconstrucción debe ser, sin duda, una tarea primordial en los próximos años, es necesario también seguir invirtiendo en aquellas áreas que serán fuentes del crecimiento de largo plazo, tales como la educación de calidad en todos sus niveles, la Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 25
  • 26. investigación orientada estratégicamente, la innovación al interior de las empresas y el emprendimiento innovador. En los próximos dos años, los desafíos de la reconstrucción deberían llevar a enfocar el gasto público en apoyar la recuperación de la capacidad productiva. Pero es posible combinar este esfuerzo con las tareas de fortalecer la innovación. En este sentido, la necesidad de recuperar el stock de capital requerirá el desarrollo de mecanismos que faciliten el financiamiento de la nueva inversión, en empresas capaces de sobrevivir la prueba ácida del mercado, lo que representa una oportunidad para incorporar nuevas tecnologías más eficientes e incluso para reorientar el mix de producción hacia opciones de mayor valor y rentabilidad. Se pueden también diseñar mecanismos de garantías financieras para la reconstrucción productiva vinculadas a asesorías estratégicas, programas de difusión tecnológica y planes de cierre de brechas de competencias laborales que permitan operar en forma eficiente los nuevos equipos y tecnologías. Por último, junto con el esfuerzo de recuperación en el sector de vivienda e infraestructura, existe la opción de tomar medidas regulatorias e impulsar el fortalecimiento de capacidades que mejoren la eficiencia de esta industria clave para el país22. 22 Un estudio realizado por McKinsey y otro encargado por el Consejo muestran que el sector construcción en Chile presenta brechas de productividad importantes. Según McKinsey, el sector alcanza sólo el 34% de la productividad laboral que el de Estados Unidos. Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 26
  • 27. I CUATRO GRANDES AVANCES DE CHILE EN INNOVACIÓN: 2005 - 2010 Desde 2005 al 2010 se han generado importantes avances que marcan la evolución y madurez del Sistema Nacional de Innovación y de las políticas pro innovación en Chile: la creación de una visión estratégica compartida sobre los desafíos del país en Innovación; el establecimiento de una política de innovación consistente con esa visión; un fuerte compromiso presupuestario que permite implementar las políticas; y, finalmente, una renovada institucionalidad que da mayores garantías de coherencia y visión de largo plazo de las políticas y eficiencia en la implementación. Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 27
  • 28. Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 28
  • 29. 1. VISIÓN ESTRATÉGICA En los últimos cinco años –desde la creación del primer Consejo de Innovación– se ha asentado con fuerza el consenso en torno a que la innovación es el camino que el país debe seguir para alcanzar el desarrollo. Pero es importante recalcar que este esfuerzo no comienza de cero. Por más de dos décadas el país ha ido sentando las bases para disponer de una política que respondiera a los nuevos desafíos de la competitividad y la inserción en la economía global. Así, Chile cuenta hoy con una Estrategia Nacional de Innovación para la Competitividad que propone avanzar decididamente al desarrollo por la senda de la Economía del Conocimiento, combinando para ello las ventajas del modelo exportador de recursos naturales, donde el país tiene ventajas importantes y ha logrado ya grandes avances, con las habilidades creadas por un esfuerzo creciente en la generación de capital humano y conocimiento que, aplicados al proceso productivo, permitan desarrollar sectores más sofisticados y de alta competitividad a nivel global. En esta perspectiva, el Consejo planteó la necesidad de fortalecer tres pilares fundamentales: I. Un sistema de aprendizaje para toda la vida, accesible y de calidad que le permita al país contar con una dotación de capital humano de calidad para enfrentar los desafíos de la Economía del Conocimiento. II. Una plataforma de generación, difusión y aplicación del conocimiento que se funde en un esfuerzo permanente y robusto de investigación científica y tecnológica, coherente con los problemas productivos y sociales del país. III. Un sistema empresarial innovador, orientado a la creación de valor como estrategia de competencia en los mercados globales, con empresas que estén dispuestas a asumir el rol protagónico que les cabe en las actividades de investigación, desarrollo e innovación. Además, el Consejo definió la necesidad de aplicar políticas selectivas y enfocarse en realizar un esfuerzo coordinado para facilitar el desarrollo de algunos sectores que, aunque poseen ventajas competitivas latentes, elevado potencial de crecimiento y posibilidades de generar encadenamientos que sustenten procesos de transformación productiva, también enfrentan fallas de coordinación, externalidades, problemas de información y limitado capital social que dificultan alcanzar las potencialidades identificadas. Entre 2006 y 2007, el Consejo identificó once sectores con mejores perspectivas de crecimiento y estudió en detalle, para ocho de ellos, las brechas que era necesario cerrar para aumentar su competitividad y alcanzar su potencial de crecimiento, identificando también las medidas que debían impulsarse en cada uno para lograr dichos objetivos. Con posterioridad, ha seguido estudiando los restantes sectores y plataformas, así como tecnologías transversales, necesarias de desarrollar para alcanzar el potencial de crecimiento esperado. La más reciente evaluación de la OCDE respecto del trabajo del CNIC23 destaca seis aspectos que considera los más relevantes de la Estrategia de Innovación: i. Que para hacer frente a los desafíos de la innovación se requiere del protagonismo privado y de la participación del Estado en la corrección de las fallas de mercado que afectan 23 OCDE 2009. Chile’s National Innovation Council for Competitiveness Interim Assessment and Outlook. Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 29
  • 30. con especial fuerza a la innovación24, evitando, por cierto, incurrir en fallas propias de la actuación pública25. ii. La visión comprensiva, sistémica, tanto en el análisis y diagnóstico como en las propuestas de políticas públicas que de ellos se derivan. iii. La aproximación balanceada entre el financiamiento a la innovación y a la investigación científica, y dentro de ésta, entre investigación orientada sólo por el interés científico y aquella guiada por prioridades estratégicas nacionales. iv. La adopción de un concepto más amplio de innovación, que no se restringe sólo a lo tecnológico, sino que incluye también las innovaciones de gestión, comercialización y diseño, lo que obliga a estudiar las necesidades del sistema de innovación más allá de las capacidades para la I+D, analizando las competencias genéricas y específicas de profesionales y técnicos y las capacidades gerenciales y aspectos organizacionales de las empresas, además de otros elementos de entorno de negocios y culturales que pueden resultar fundamentales para el fortalecimiento de la innovación. v. El reconocimiento de los Sistemas Regionales de Innovación (SRI) y la importancia de integrar a las regiones tanto en la elaboración como en la puesta en práctica de la estrategia de innovación. vi. La propuesta de una política selectiva para el desarrollo de clusters a partir de sectores con alto potencial de crecimiento y competitividad en mercados internacionales, con el objetivo de transitar, desde ese punto, hacia una economía más diversificada y sofisticada, basada en una producción con más alto contenido de conocimiento26. 2. DE LA ESTRATEGIA A LA POLÍTICA NACIONAL DE INNOVACIÓN Durante las últimas décadas, Chile ha ido avanzado gradualmente, a través de diversas iniciativas y esfuerzos, en la conformación de un Sistema Nacional de Innovación, de una visión-país sobre el tema y de una política de promoción de la innovación como elemento clave para el desarrollo del país. A partir de las propuestas del Consejo de Innovación (entregadas entre 2006 y 2008) el gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet presentó la Política Nacional de Innovación para la Competitividad27 que tuvo como objetivos específicos: 24 Problemas de apropiabilidad, fallas de información, intangibilidad de activos y fallas de red. 25 Inconsistencia dinámica, captura y problemas de agencia. 26 Esta política sigue, además, las propuestas de la OCDE, que recomendó a Chile que “en la transición hacia un mayor crecimiento impulsado por la innovación, el país debiese aprovechar sus fortalezas y ventajas comparativas mediante el fortalecimiento de aquellos clusters incipientes, principalmente basados en recursos naturales, con el fin de desarrollar prácticas innovadoras que ayuden a transformar en ventajas dinámicas las actuales ventajas estáticas de la economía chilena. (…) Para ello se puede incentivar tanto el desarrollo de nuevas actividades, mediante la incorporación a la base exportadora de productos con alto valor agregado, como la mejora de productos y servicios especializados originalmente enfocados a los clusters basados en recursos naturales”. OCDE (2007), OECD Reviews of Innovation Policy: Chile. 27 Ministerio de Economía (2009). Política Nacional de Innovación para la Competitividad: Orientaciones y Plan de Acción 2009-2010. Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 30
  • 31. i. Promover una cultura innovadora al interior del gobierno, en las empresas, en la sociedad, y especialmente, en el sistema educativo. ii. Fortalecer la institucionalidad pública, la vinculación entre los actores y la provisión de bienes públicos. iii. Fortalecer la provisión de factores y condiciones para la innovación: capital humano, capacidades de Investigación y Desarrollo (I+D), emprendimiento y transferencia tecnológica. Un principio fundamental de dicha política es la selectividad, y en ese sentido el plan gubernamental incluyó una propuesta específica de desarrollo de clusters y plataformas transversales con activa participación privada, acogiendo la recomendación del CNIC de priorizar acciones en sectores que muestran alto potencial de crecimiento para los próximos 15 años. Aunque con ajustes respecto de las recomendaciones originales, el gobierno señala que “la política apoyará inicialmente a cinco sectores, propiciando un contenido cada vez mayor de conocimiento en la configuración de su oferta exportadora global: Minería, Acuicultura, Turismo de Intereses Especiales, Alimentos y Servicios Globales”, teniendo como meta que, para 2010, “al menos la quinta parte del incremento anual de recursos del Sistema Nacional de Innovación sea focalizado en clusters prioritarios”. Un ejemplo claro de cómo estos sectores permitirán direccionar políticas selectivas en diferentes áreas es que, en materia de creación de capacidades de I+D y áreas estratégicas transversales, la Política de Innovación propuso “fortalecer cuatro áreas transversales, que han sido identificadas como condiciones habilitadoras para el fortalecimiento de los clusters prioritarios: biotecnología, recursos hídricos y medio ambiente, tecnologías de la información y comunicación (TIC), energías renovables no convencionales, biocombustibles y eficiencia energética”. En este marco, el Plan de Acción 2009-2010 del gobierno planteó tareas en siete ejes estratégicos: Nueva institucionalidad; clusters de alto potencial; capacidades de I+D y áreas estratégicas transversales; capital humano avanzado; emprendimiento innovador y transferencia tecnológica; regionalización de la innovación y cultura pro innovación y pro emprendimiento. 3. UN FUERTE COMPROMISO PRESUPUESTARIO El compromiso del Ejecutivo por generar una inflexión en la estrategia de desarrollo de Chile se ha manifestado con fuerza desde 2005, con la creación del Fondo de Innovación para la Competitividad (FIC), y ha sido constante en los últimos cinco años, recogiendo las recomendaciones del Consejo de Innovación. Para ello, no sólo asigna los recursos del FIC en concordancia con las prioridades señaladas por el CNIC, sino que aumenta sustancialmente los recursos provistos desde el presupuesto regular al conjunto del sistema. Así, el gasto del SNIC aumenta en promedio un 14% real anual entre 2005 y 2010, un ritmo incluso mayor que el recomendado por el Consejo en los últimos años; en tanto, como porcentaje del PIB el crecimiento va de un 0,69% a un 0,9%. El aumento más significativo es Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 31
  • 32. en 2010, cuando el presupuesto del sistema aumenta un 17% real, mientras el gasto total del Estado crece menos del 5%. GRAFICO N° 1 TOTAL GASTO PÚBLICO EN SNIC Y CTi Presupuestos vigentes. Cifras en millones de pesos de 2009 Fuente: CNIC sobre la base de antecedentes de Dipres del Ministerio de Hacienda. Si consideramos el gasto en Ciencia, Tecnología e Innovación (CTi) el aumento es aun más importante, alcanzando un promedio de 20% real anual. Como porcentaje del PIB el gasto público28 en CTi sube del 0,2% del PIB a un 0,43% del PIB. En particular, dentro de CTi el gasto en capital humano avanzado (posgrados en Chile y principalmente en el extranjero) aumenta en más de siete veces entre 2005 y 2010: de $11 mil millones a $85 mil millones, especialmente a partir de la instalación del programa bicentenario Becas Chile. Los recursos destinados a la investigación de base crecen en ese mismo período al 14,1% anual (12,6% si se agrega la investigación pre competitiva), en tanto el gasto público orientado a programas de estímulo a la difusión tecnológica, emprendimiento, innovación e I+D desarrollados en la empresa creció al 10,5% en promedio entre 2005 y 2009, situación que tiende a mejorar en el presupuesto 2010, llegando a una tasa equivalente para 2005-2010 de 14,9%. A propósito de este último dato, es importante señalar que el Presupuesto aprobado para 2010 mostró cambios orientados a darle mayor énfasis a catalizar el esfuerzo privado consistentes con las recomendaciones de esta Agenda. Con todo, a pesar de los esfuerzos en los últimos años, el país muestra todavía una importante brecha en términos de su gasto total (público y privado) en innovación comparado con el esfuerzo que hacen los países de referencia más relevantes para Chile. 28 Se refiere al presupuesto del gobierno central, excluidos créditos y garantías. Los gráficos están construidos con cifras de presupuestos vigentes (incluyen todas las modificaciones presupuestarias realizadas durante cada año). Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 32
  • 33. GRÁFICO N° 2 GASTO PÚBLICO EN INNOVACIÓN EMPRESARIAL Presupuestos vigentes. Cifras en millones de pesos de 2009 Fuente: CNIC sobre la base de antecedentes de Dipres del Ministerio de Hacienda. GRÁFICO N° 3 GASTO TOTAL EN CIENCIA DE BASE Presupuestos vigentes. Cifras en millones de pesos de 2009 (No incluyen gasto en capital humano avanzado ni investigación pre competitiva) Fuente: CNIC sobre la base de antecedentes de Dipres del Ministerio de Hacienda. Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 33
  • 34. 4. UNA RENOVADA INSTITUCIONALIDAD PARA LA INNOVACIÓN Durante las últimas décadas, Chile ha avanzado en la conformación de un Sistema Nacional de Innovación. De hecho, como manifiesta la OCDE, hasta fines de los años ’80 las herramientas de política para el fomento de la innovación consistían principalmente en el apoyo a la investigación académica y en el financiamiento de becas y de institutos tecnológicos del Estado que suministraban algunos servicios tecnológicos básicos a un número limitado de empresas en diversos sectores industriales y agrícolas. Recién a principios de los ’90 comenzaron a adoptarse las primeras políticas destinadas a fortalecer la capacidad de innovación tecnológica en los distintos sectores productivos del país29, reflejando la madurez alcanzada por el sistema y la mayor fortaleza institucional de sus principales agencias, Corfo y Conicyt. Luego, a partir de 2000, la política de innovación comenzó a adquirir importancia nacional30 y desde 2005 este proceso de aprendizaje alcanza altos niveles de madurez con la creación de Innova Chile (Corfo), la creación del FIC –asociado a la aprobación del impuesto específico a la minería– y con los primeros pasos para la construcción de una nueva institucionalidad y una estrategia de innovación, entre los cuales destacan la constitución y consolidación del Consejo de Innovación (entre 2005 y 2006) y el establecimiento de un Comité de Ministros de Innovación (2007) como organismo encargado de la implementación de la estrategia, integrando a las distintas carteras involucradas y radicando la responsabilidad de ejecución en el Ministro de Economía. La Política Nacional de Innovación para la Competitividad, establecida en 2009 por el gobierno, recogió, en general, las recomendaciones institucionales del CNIC, destacando que el Sistema Nacional de Innovación requiere consolidar una arquitectura institucional pública que asegure su gobernabilidad y contribuya a la eficacia y eficiencia de la política. Aunque muy relevantes, las definiciones del Ejecutivo se han concentrado hasta ahora sólo en la creación de las principales instituciones de conducción del sistema (el Consejo de Innovación y el Comité de Ministros), a través de un proyecto de ley que avanza en el Senado, dejando para el futuro próximo importantes desafíos al nivel de los subsistemas o las agencias que componen el SNIC. El Consejo reconoce el enorme esfuerzo realizado hasta ahora, al tiempo que reitera que para hacer frente a la magnitud de los desafíos que tenemos por delante se requiere dar nuevos pasos e introducir cambios adicionales a nivel institucional. 29 Como parte de estas iniciativas pioneras, el gobierno puso en marcha el Programa de Ciencia y Tecnología (PCT) del Ministerio de Economía, cuyo principal objetivo fue incentivar la innovación tecnológica en las empresas chilenas y fortalecer las actividades de I+D. En el marco de este nuevo foco de política nacieron posteriormente el Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (Fondef, 1991), dependiente de Conicyt; el Fondo Nacional de Desarrollo Tecnológico y Productivo (Fontec, 1991) y el Fondo de Desarrollo e Innovación (FDI, 1994), dependientes de Corfo, enfocados cada vez más al fomento de iniciativas que contribuyeran a la generación y gestión de procesos de innovación, cambio tecnológico, emprendimiento y creación de nuevos negocios en el sector productivo nacional. 30 En 2000 surge el Programa de Desarrollo e Innovación Tecnológica (PDIT) del Ministerio de Economía. En 2005 nace el Comité Innova Chile de Corfo (a partir de la fusión de Fontec y FDI) que tiene como misión contribuir a elevar la competitividad de la economía chilena por la vía de promover y facilitar la innovación en las empresas, estimular el desarrollo emprendedor, así como fortalecer el Sistema Nacional de Innovación. Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 34
  • 35. II AGENDA DE INNOVACIÓN Y COMPETITIVIDAD 2010-2020 La Agenda de Innovación y Competitividad 2010-2020 se enfoca en definir prioridades de política para fortalecer el Sistema Nacional de Innovación, enfatizando que el objetivo central es promover la innovación empresarial, teniendo a la ciencia, la tecnología y el capital humano como factores fundamentales. La Agenda pone especial énfasis en identificar iniciativas de innovación empresarial que impliquen aumentos de la Productividad Total de Factores a corto y mediano plazo, sin que ello desplace o menoscabe las acciones de más largo plazo que permitan asegurar la prolongación del crecimiento más allá de las ganancias obtenidas por el hecho de acercarse a la frontera de producción a través de la transferencia y difusión tecnológica. Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 35
  • 36. Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 36
  • 37. RECOMENDACIONES ESTRATÉGICAS 1. INNOVACION EMPRESARIAL El protagonismo de la innovación está en la empresa, porque es allí donde se termina de transformar el conocimiento y la tecnología en valor de mercado y negocios. Por lo tanto, trabajadores, ejecutivos y empresarios deben ser los actores principales del proceso de creación de valor a través de la innovación. La experiencia internacional demuestra que la innovación puede y debe hacerse de manera rutinaria al interior de las empresas, sujeta a la evaluación y planificación desde la perspectiva de los resultados de mediano plazo. Si bien en Chile existe una creciente valoración de la innovación desde el punto de vista de la discusión pública, dos terceras partes de las empresas reconocen que no han realizado ningún tipo de innovación (producto, proceso, marketing, diseño o gestión), mientras existe un esfuerzo muy bajo y declinante (en relación con el PIB) en un insumo clave para las innovaciones más sofisticadas, como es la I+D31. Pero el desafío no se inicia con la ciencia de frontera. Existe un amplio conjunto de empresas chilenas que aún tiene enormes espacios para mejorar su productividad y competitividad mediante la introducción de mejoras en sus procesos productivos, acercándose con ello a la frontera tecnológica. Sólo observar y aprehender lo que hacen los líderes en sus respectivos rubros y a la vez comprender la importancia de la colaboración, del trabajo asociativo, pueden ser llaves fundamentales para asegurar la sustentabilidad de muchas empresas en nuestro país. Pero el problema es que el país no cuenta aún con los mecanismos adecuados de difusión y extensionismo para empujar estos procesos. Por el contrario, ha descuidado sus institutos tecnológicos públicos, herramienta fundamental en países desarrollados, y ha generando mecanismos de apoyo estancos, todavía insuficientes, que no integran aún aspectos claves como la generación o fortalecimiento de competencias laborales o gerenciales en las empresas. La evidencia muestra que este acercamiento a la frontera productiva reduce la gran heterogeneidad existente en una economía, elevando la productividad agregada, mejorando también la forma en que se distribuyen las rentas sectoriales en un ambiente que promueve la competencia leal. Una visión más sistémica del problema ha llevado al Consejo a comprender que es necesario contar con un verdadero ecosistema propicio para la innovación en el que se desarrollan las empresas y emprendedores, capital humano competente en todos sus niveles, universidades, centros científico-tecnológicos e investigadores comprometidos con el impacto 31 Este resultado se mantiene incluso si se corrige según la estructura productiva del país, donde predominan sectores de baja intensidad en I+D. Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 37
  • 38. de su accionar en la sociedad y en el desarrollo, actores intermedios capaces de vincular las empresas con el conocimiento, financiamiento nacional e internacional, un Estado activo en la provisión de los incentivos necesarios para que este proceso simbiótico se produzca e incremente y una cultura que favorezca la conducta de los individuos y las compañías hacia la creación conjunta de valor social y económico. Más aun, si bien la innovación se realiza fundamentalmente en la empresa, el esfuerzo de promoverla no debe descuidar la creación de un entorno de negocios propicio, lo que requiere perseverar en aumentar la certidumbre y calidad de las regulaciones para las inversiones, el perfeccionamiento de los mercados financieros y la flexibilidad microeconómica en general. Se requiere que coexistan tanto la competencia, que impulse a las empresas a mejorar, como la cooperación y el trabajo en red, que permita el desarrollo de capacidades comunes a las empresas. La competencia en los mercados globales que enfrentan los principales sectores, el creciente compromiso y aprendizaje del sector público y el progresivo desarrollo de capacidades científicas dan forma hoy en Chile a un incipiente ecosistema, donde los avances individuales contrastan aún con profundas debilidades en materia de capital social, infraestructura tecnológica e instituciones que faciliten la vinculación y la transferencia del conocimiento entre los actores, y con ello, la introducción de innovaciones en los mercados. Un personaje central en este ecosistema es el emprendedor, actor que debe contar con conocimiento específico para poder identificar las oportunidades de negocio tecnológicas y capacidades de ponerlas en marcha en empresas de alcance internacional. Pero aún es necesario en Chile relevar socialmente el rol del emprendedor y, complementariamente, poner a su disposición los mecanismos de apoyo y financiamiento que complementen su empuje y sus capacidades personales. En este ámbito el país ha avanzado rápidamente durante el último quinquenio con la generación, en Corfo, de instrumentos de apoyo a incubadoras, redes de inversionistas ángeles, fondos de capital de riesgo y, recientemente, la aprobación de subsidios para unidades de transferencia y comercialización de tecnologías de carácter asociativo en universidades. Restan aún, sin embargo, importantes esfuerzos para aumentar el flujo de emprendimientos (deal flow), hacer más expeditos los procesos de adjudicación de subsidios e introducir incentivos más potentes para el fortalecimiento de la industria de capital de riesgo tecnológico. En consecuencia, se necesita una política explícita de apoyo e incentivos a las empresas y a los emprendedores en su actividad innovadora, generando mecanismos que fortalezcan los puentes entre ciencia y empresa y permitan la búsqueda de conocimiento que aporten soluciones novedosas a los problemas productivos. Por último, para impulsar la innovación empresarial la Estrategia ha propuesto el desarrollo de dinámicas de acumulación de conocimiento relevante en sectores estratégicos (aquellos donde el país tiene ventajas comparativas, alto potencial de crecimiento y déficit de capital social) con el fin de generar verdaderos clusters de innovación en torno a ellos. Este esfuerzo, que constituye la base de la política de desarrollo de clusters, es fundamental para generar una mayor diversificación y sofisticación productiva en el país (junto con el desarrollo del ecosistema para la innovación). Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 38
  • 39. En el marco de esta política, será muy relevante a futuro promover un esfuerzo de los actores privados por identificar las brechas de competitividad y fallas de coordinación – especialmente en las dimensiones de innovación–, capacidades científicas y capital humano avanzado. Una evaluación preliminar realizada por el Consejo muestra que sólo el cluster de Servicios Globales puede mostrar avances importantes en la implementación de un esquema de coordinación público-privado bien enfocado que permite resolver fallas de coordinación. En el cluster minero, en tanto, hay avances incipientes en abordar los desafíos de desarrollo de proveedores, con un diálogo constructivo con empresas mineras privadas, mientras que en el caso de Codelco, existe un potencial importante de generar spin offs tecnológicos, pero, impulsarlos no es una prioridad actual de la empresa. El resto de los cluster nacionales, o bien fueron pobremente implementados o se concentraron en acciones de carácter coyuntural con impacto en el corto plazo, y muestran escaso grado de avance en la materialización de sus hojas de ruta. Como contrapartida, las agendas de competitividad implementadas por las Agencias Regionales de Desarrollo Productivo muestran un esfuerzo interesante de generación de hojas de ruta con el concurso efectivo de los empresarios sectoriales. Así, a la luz de nuestras brechas más evidentes y teniendo a la mano las mejores practicas internacionales, y habida cuenta de lo que ya se ha conseguido en estos últimos años, respecto a la innovación empresarial se plantean tres grandes líneas de acción. RECOMENDACIONES: a. Generar un salto en la difusión de mejores prácticas y tecnologías en las empresas. Para ello, el Consejo recomienda dos grandes líneas de acción: a.1 Fortalecer centros o institutos tecnológicos con capacidad de transferencia, adaptación y difusión amplia de tecnología con antenas tecnológicas vinculadas a instituciones líderes mundiales y participación asociativa de los beneficiarios en los gobiernos corporativos. Para ello se propone ampliar el programa piloto de centros de extensionismo desarrollado por Corfo con el Banco Mundial, reorientando la línea de financiamiento para bienes públicos e investigación pre competitiva a la creación de capacidades específicas en este ámbito en los institutos existentes o nuevos centros en que puedan participar universidades, empresas e institutos tecnológicos32. 32 La experiencia en Europa, Canadá, Corea, Australia y Nueva Zelandia y los estudios encargados por Corfo y el CNIC señalan que estas instituciones requieren tres tipos de financiamiento: a) financiamiento basal de entre 30 y 40% del gasto total, sujeto a contratos de desempeño e indicadores de logro; b) acceso a fondos competitivos hasta un 20% o 30% del gasto total para desarrollar capacidades y productos y servicios tecnológicos específicos; y c) ingresos por servicios y contratos de desarrollo tecnológico con las empresas que debieran cubrir entre el 30% y 40% de sus gastos totales. Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 39
  • 40. Complementariamente el Consejo ha propuesto la creación del Sistema Nacional de Institutos y Centros Tecnológicos (SNITec) que controle la gestión y dé orientación estratégica a los institutos tecnológicos públicos. (Ver más detalles en recomendación d.4) Además, se requiere evaluar los programas de nodos tecnológicos y programas asociativos de fomento para medir la efectividad del sistema de intermediación de recursos versus mecanismos alternativos de asignación directa a través de institutos tecnológicos, Sercotec, Indap y otras entidades estatales. a.2 Generar mecanismos de subsidio que integren apoyo a la oferta y demanda de difusión y extensionismo para llegar al 2014 a lo menos a 20.000 PYME, en sectores estratégicos que presentan brechas de productividad importantes33. Se busca proveer de apoyo técnico a la PYME e inducir y adaptar prácticas de innovación incipientes para generar un salto de productividad que acorte en forma significativa la brecha respecto de las mejores prácticas internacionales34, a través de institutos públicos o centros de difusión y extensionismo tecnológico, públicos o privados sin fines de lucro. La propuesta obliga a mantener una visión sistémica sobre el conjunto de programas e instrumentos que inciden en la capacidad efectiva de absorción de las tecnologías y mejores prácticas, esto requiere coherencia y coordinación entre los mecanismos de apoyo a la creación de capacidades tecnológicas, difusión tecnológica, capacitación y certificación de competencias laborales y acceso a financiamiento para la adquisición de equipos (garantías financieras), entre otros. Por ello se recomienda: a.2.1. Reordenar en Corfo el sistema de apoyo a la difusión, extensionismo y asistencia técnica (calidad, producción limpia, eficiencia energética y tecnologías sectoriales), enfocándolo en sectores, utilizando preferentemente mecanismos asociativos y asegurando la gestión integrada con programas de capacitación (Sence) y certificación de competencias laborales (SNCCL). a.2.2. Articular la acción de Corfo en materia de difusión y extensionismo con aquellos disponibles en otras instituciones como Indap y Sercotec. a.2.3. Perfeccionar la franquicia tributaria de Sence para permitir el uso integrado con programas de difusión y extensionismo. (Ver, además, sección sobre Capital Humano) Es recomendable que el esfuerzo de recuperación de la capacidad productiva de las PYME afectadas por el terremoto se canalice a través de mecanismos que sigan la pauta de las dos recomendaciones anteriores, focalizándose en las regiones más afectadas y aumentando el número de beneficiarios en el corto plazo, con el fin de generar un real aumento de la productividad del país. b. Desarrollar el ecosistema para la innovación empresarial En este marco, el Consejo recomienda tres grandes líneas de acción: 33 Transporte y comunicaciones, agricultura y pesca, construcción y alimentos 34 La brecha actual es de 66% respecto de Estados Unidos. Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 40
  • 41. b.1. Fortalecer el apoyo al emprendimiento innovador. Para que los emprendedores cuenten con el apoyo y el financiamiento que les permita desarrollar sus ideas y proyectos es necesario: b.1.1 Fortalecer los mecanismos de financiamiento y apoyo especializado en negocios centrados en nuevas tecnologías y/o de alto potencial de crecimiento. En primer lugar, fortalecer a administradores de capital semilla y capital de riesgo de fase temprana y de riesgo tecnológico35 que desarrollen sus actividades desde Chile y con foco en la región36. Esta oferta debería estar compuesta preferentemente por redes de ángeles, administradores de capital de riesgo tecnológico, brokers tecnológicos, incubadoras especializadas y oficinas de transferencia tecnológica asociativas. Es posible, además, dar mayores incentivos a los inversionistas ángeles independientes mediante una rebaja al impuesto a la ganancia de capital. Estos esfuerzos se pueden complementar con la atracción de administradores de fondos de capital de riesgo tecnológico de fase temprana con experiencia en mercados tecnológicos maduros, adecuando las condiciones de participación aplicables a éstos en los Ficer. b.1.2 Agilizar el proceso de apoyo al emprendimiento y re-emprendimiento. Es necesario reducir a la mitad el tiempo y costo de los trámites para la iniciación y cierre de empresas37; reducir los costos, trámites y penalización (cuando no hay dolo) en el caso de quiebras; y facilitar el re-emprendimiento, incluyendo en el subsidio de capital semilla parte de los costos de resolución del emprendimiento fallido38. b.1.3. Incentivar diversos mecanismos de “mentoring”, asesorías de negocios y apoyo para el acceso a redes de conocimiento global para emprendedores, y extender el apoyo al emprendimiento corporativo (corporate venture), generando estímulos para los ejecutivos que desarrollan proyectos y garantías para la inversión. b.2. Fomentar el desarrollo de instituciones y espacios para el fortalecimiento de la relación ciencia-empresa. b.2.1 Incentivar el desarrollo y la atracción de intermediarios tecnológicos para promover la generación de nuevas empresas y otros negocios vinculados a descubrimientos y desarrollos originados en universidades, centros científico-tecnológicos y empresas. Para ello, se propone promover la instalación en Chile de intermediarios (brokers) tecnológicos privados que operen en mercados internacionales y desarrollar, con el apoyo conjunto de Corfo y Conicyt, oficinas de transferencia tecnológica asociativas entre 35 Esto obliga a que Corfo actúe como segundo piso, dando flexibilidad al administrador de capital semilla para manejar una cartera de emprendimientos. 36 Corfo ha sido exitoso en desarrollar fondos de capital de riesgo para fase de expansión y de private equity, pero debe modificar los incentivos para generar adicionalidad. 37 Se puede establecer la operación de sistemas de ventanilla única desarrollados en el marco de la Estrategia Digital. 38 Esto significa que Corfo debería disminuir las exigencias respecto del cierre legal completo de la empresa quebrada para dar inicio a los subsidios que den origen a un re emprendimiento. Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad / 41